Nos encanta este lugar y todo gracias al camarero de la terraza,que lleva un piercing en la nariz, por su amabilidad y atención que tiene con nosotros. Somos veganos y siempre nos da opciones y recomendaciones para comer. Gracias a ti vamos frecuentemente.
Al llegar nos ofrecieron de sentarnos donde quisiéramos, elegimos la mesa más cerca al mar ya que hacía mucho calor. Una vez sentados la mesa estaba por recoger (cosa que no nos importó). Al llegar la camarera unos 15 minutos después, nos llamó la atención por sentarnos en una mesa sin recoger cosa que ella había ofrecido que nos sentáramos donde quisiéramos! Nos limpió la mesa con ese paño como si quitándo el polvo a golpes estuviera. Hubo un momento que le pedimos repetir bebida y 20 minutos después algo molestas tuvimos que volver a decirle, cosa que ella misma dudaba. Daba por echo que nos había traído la bebida…. En el local habían apenas 5 mesas ocupadas.
Comida bien… nada es especial.
Los camareros que traían la comida de otro local, muy simpáticos.
Ubicación perfecta, frente al mar.
Si hace tiempo que no te llaman “cariño” en este lugar la camarera te lo va a decir todo el tiempo.