Ciao en Salamanca

El mejor bar de toda esa inmunda calle, el baño como el de Transpotting, un lujo para los rayeros de poca monta e infraseres de la izquierda. Lugar de Culto de la histórica ciudad de Salamanca, la barra tiene más cubatas puestos que los que llevaba tu abuelo el día que falleció. Huele a popper desde la Plaza Mayor. Hay días que hay buena música y otros en los que por efecto de la sonoridad y las drogas de diseño solo escuchas a gente hablando de como la cagan continuamente en su trabajo. El lugar tiene alcohol de calidad, cosa que hoy en día no abunda. Eso si ojo con el Fireball, puedes quedar peor que un hombre sin piernas en un estadio de balompié, podrías recordar menos de una noche que Rocio Durcal el día que probó la fufa en la Plaza de las Ventas de Madrid. Pese a todo, es un lugar familiar, que dan mucha importancia al mantenimiento y la higiene, lo único malo, no pueden entrar menores, quise entrar con mi niño de 2 años y me dijeron que no podía entrar argumentando que es demasiado maduro como para entrar en ese local infantil. En definitiva, una visita obligada, la cuna de la irreverencia, la razón perfecta para pensar que la hostelería no está perdida.

Si quieres encontrar buena harina colombiana es el sitio perfecto. Ambiente top. El otro jueves escuché gritos que venían del baño, fui y me encontré al Xokas de cuclillas (sin pantalones) con una paranoia del copón comiendose una pizza cruda de casa Tarradellas. Le pedí una foto y me mordió la oreja jajaj