Un restaurante de tapas normal, mada del otro mundo. Fuimos por las valoraciones pero salimos de ahí con sensación de que es un bar muy normal y sin nada reseñable. Igualmente la comida muy correcta que ya es mucho.
AMÉN
Lugar escondido que descubrimos por casualidad. En su patio interior puedes ver la iglesia de rubí desde la parte de atrás.
Servicio bueno y comida casera.
Vinimos a cenar con amigos y salimos muy contentos.
Seguid así!