Casanova Restaurante en Sant Martí Sarroca

Un maravilloso descubrimiento gastronómico en el corazón del Alt Penedès. El Restaurante Casanova, galardonado con una estrella Michelin, se encuentra en pleno viñedo. El restaurante cuenta con aparcamiento privado donde se invita a los comensales a recorrer el jardín, las salas de ahumado, la colmena, las tostadoras de café y cacao, las bodegas, etc., todo lo cual permite al restaurante funcionar de forma prácticamente autosuficiente y con gran respeto por la naturaleza. Elegimos el menú reducido con maridaje de vinos, y todo estaba increíblemente delicioso. La cocina es creativa y llena de sabor. Los postres son simplemente excepcionales. Los vinos que se ofrecen, todos de la región (a petición nuestra), completaron la experiencia a la perfección. El servicio fue atento y amable. Recomendamos encarecidamente este restaurante.

Impresionante. Todo, pero TODO, excepcional. ¡Felicidades a todo el equipo!

Una experiencia gastronómica donde puedes disfrutar de sabores diferentes y saber de dónde viene cada uno.... muy recomendable

Nos regalaron la experiencia y ¡ha sido toda un descubrimiento! Ya lo estamos recomendando a todo el mundo. La comida es sorprendente, el lugar es único, interesante y acogedor. El personal es encantador. ¡Con el menú degustación corto quedas muy lleno!

Mi baja valoración del servicio se debe a que, al llegar, estábamos realizando el recorrido habitual con un chico muy amable. Mientras hablábamos con él, una compañera le indicó que se quedaba con nosotros y atendiera al grupo que acababa de llegar. Sin saludarnos siquiera, como si fuéramos objetos, nos llevó hacia la sala de aperitivos a un ritmo tan acelerado que tuvimos dificultades para seguirla, literalmente iba desapareciendo delante nuestro, sin tener para nada en cuenta de que íbamos con un carrito de bebé y el pavimento del acceso, con piedras, impedía avanzar con comodidad. Quiero aclarar que las piedras no son un problema en sí, pero con un carrito no se puede avanzar al mismo ritmo. La velocidad fue tal que ni llegué a ver la entrada del restaurante: nos privó por completo del esperado efecto "WOW" que genera el entorno tan increíble que tienen. Ya en la sala de aperitivos, ni siquiera nos informaron de que estábamos en la zona destinada al aperitivo: durante un momento pensamos que era nuestra mesa para comer, pues nos trajeron las cartas allí. No fue hasta que escuchamos al chico amable de la entrada explicándole al grupo que acababa de llegar que comenzaron a entender que se trataba del aperitivo. En el pase hacia la cocina ocurrió algo muy similar: no nos informaron de que las bebidas del aperitivo nos las llevarían a la sala. Simplemente nos indicaron “por aquí” y, mientras avanzábamos con dudas sobre hacia dónde íbamos dirigiéndonos con el carrito, la compañera volvió a desaparecer. Esa falta de presencia y guía en ese tramo volvió a eclipsar esa experiencia visual única que suele provocar atravesar la cocina de un restaurante —pasé tan rápido que ni siquiera la recuerdo, hecho que me apena porque es un detalle que me gusta disfrutar. Es una lástima quedarnos con este recuerdo, porque el resto de la experiencia fue espectacular: nos fascinó la comida, los caldos y el entorno. Nos habría gustado poder recorrer el restaurante con la sensación de disfrute, no de ahogo. Confío en que estas observaciones puedan contribuir a seguir mejorando .

Puro teatro. No tengo mucho más que añadir. Sitio bonito si quieres hacer el paripé de tener una estrella…. Algunos platos vergonzosos, otros de muy buena calidad, y cuidados. A destacar el servicio de mesa, y la amplia carta de vinos. Ni volveré, ni lo recomendaré. Mantequilla con hierbas, no merece visitarlo Solos, ni dos mesas llenan Edito: obviamente la respuesta del propietario va dirigida a otros comensales, pues mi hija de 10 años fue la que mas disfrutó de la experiencia. No intenten poner palabras en mi boca que yo no dije, es de mala educación. Y si la mesa de al lado se incomodó, menos educación tuvieron ellos por no reservar. Por cierto, degustamos el vino maravillosamente y usted NO nos hizo la bienvenida puesto que fue un chico, no sea maleducada

La ubicación del restaurante en el Penedès té transporta a un oasis de tranquilidad y paz, primero para los sentidos y después para el paladar. Primero te enseñan dónde ellos elaboran los productos que después degustarás, ya que son autosuficientes en un 85% con una huerta propia. El restaurante es cálido, agradable y acogedor. Todo diseñado para que disfrutes del entorno y la comida. La atención del personal y del chef es exquisita y el menú una explosión de sabores y sensaciones. Excelente !!

Muchas gracias por una velada excelente en todos los aspectos: comida, trato y lugar. Mucha suerte en todos vuestros proyectos

El mejor restaurante de los 15 últimos años

Este lugar a las afueras de Vilafranca del Penedés ofrece habitaciones y una estrella Michelin recién galardonada. Locales. Uso una silla de ruedas. Hay una rampa en el restaurante y un aseo accesible. SIN EMBARGO las habitaciones no son clásicamente accesibles. Un solo paso. Y la ruta desde el aparcamiento, grande, un montón de aparcamiento, a la habitación y de la habitación al restaurante es un trabajo duro. Losas de pavimentación, colocadas en grava. Espacios de 30 cm entre losas. Las ruedas de mi carro delantero acaban de entrar en la grava. Para entrar en el comedor hay que salir por la cocina del salón/pre-comida. Es factible. El lugar tiene su propio jardín de cocina y un excelente patio. La carta de vinos es amplia, muchos cavas, Penedés y otras regionales españolas. El vuelo de vino / maridaje fue excelente. La comida, una docena de platos, platos pequeños, era un banquete de color, textura, sabor. Muchas verduras de su jardín. La zanahoria era realmente increíble, la lubina ahumada, posiblemente la mejor que he experimentado, todo fue bueno. Comer tomó 3 horas.