Casa Tomas en Tegueste

Local familiar y acogedor donde se disfruta de buena cocina canaria

Comida muy casera y especialmente las costillas su especialidad

Lo peor es estar mucho rato esperando por fuera. Para personas como yo con una discapasidad y no tener donde sentarse,solo en la terraza y todavia por desgracia hay personas que no respetan a los que no fumamos y tenemos que cojer cabreos inecesarios por no llamar la atención donde esta prohibido fumar en terrazas.

Habla más una imagen que mil palabras!!!

Nos gustó mucho, el guiso de piñas y costillas estaba exquisito.

Visitamos el lugar atraídos por la promesa de unas costillas excelentes. Sin embargo, la realidad confirmó nuestras expectativas. Las costillas en sí eran bastante mediocres, simplemente hervidas y sin un sabor intenso. Las papas que las acompañaban estaban demasiado cocidas y sosas. Además, la porción recomendada para 3 personas no es muy grande (si la compartes con otras 2 personas), así que asegúrate de pedir algo más si tienes mucha hambre. El resto de la comida que probamos fue de decepcionante a decente. En general, si buscas buena carne (costillas incluidas), probablemente haya mejores opciones. Si buscas una buena comida casera, sin duda hay mejores opciones por aquí. La comida aquí no está mal, pero tampoco te dejará boquiabierto. El servicio estuvo bien, al igual que los precios.

Muy Buena comida típica Canaria, para repetir sin duda.

Trabajo allí hace 29 años , qué de malo puedo decir si me encanta ese trabajo y sus dueños

Pedimos para llevar el día de las madres. Escaldón, fabada y costillas con papas y piñas buenísimas, en mi opinión las mejores. Llevo más de 35 años acudiendo a este restaurante y ni una sola vez me ha decepcionado. Servicio excelente, a pesar de la carga de trabajo sin parar que tienen debido a la afluencia de clientes. Merece la pena esperar para comer o para pedir para llevar.

Casa Tomás no es un restaurante… ¡es una institución sagrada del mojo y las costillas! Entré con hambre y salí con lágrimas de felicidad y salsa en las cejas. Las costillas… madre mía, si me las ponen en la final del Mundial, yo abandono el partido. Y esas papas arrugadas, ¡Dios bendiga al que las inventó! El mojo me abrazó el alma y el gofio escaldado me habló en guanche. Si vas y no pides todo, te estás perdiendo la gloria. Casa Tomás es leyenda, y yo ahora soy devoto.