Casa Oliva en Sevilla

La comida estaba muy buena son tapas tradicionales, esperamos 20 minutos para coger mesa pero mereció la pena la espera, la única pega son las marcas de las bebidas, no hay cocacola, nestea, aquarius… pero el servicio fue muy bueno

Cocina casera, camarera malísima con los niños.

Un lugar para recomendar un poco apartado de la zona más turística de Triana, buenas tapas y guisos y la atención de 10 por parte de la mujer que nos atendió, pendiente de todo, sobre todo de los niños.

Todo está buenísimo,el servicio fue muy rápido y profesional volveremos cuando pueda

Muy buen sitio para comer , comidas caseras , camareros muy agradable. Pero hay una camarera que es una déspota , atiende tirando los platos, malas formas, desagradable .

Hay lugares que llevan toda la vida en el barrio, tan presentes que terminan por volverse invisibles. Pasas por delante mil veces, los ves llenos a cualquier hora, pero por algún motivo nunca te decides a entrar. Hasta que un día, casi por casualidad, lo haces… y descubres que lo que para ti era un rincón anónimo es, en realidad, un pequeño tesoro cotidiano. Eso precisamente me ocurrió con este sitio, un local que renovaron hace unos años sin perder ese aire que lo ha acompañado desde siempre. Aunque este díala terraza estaba prácticamente vacía por el frío de la calle todo cambió al cruzar la puerta. El sitio rebosaba vida, justo lo que necesitas después de un miércoles duro de trabajo. La reforma le ha dado un toque moderno sin arrancarle su esencia: sigue siendo ese bar del barrio donde los camareros son muy cercanos, y donde uno se siente cómodo desde el primer minuto. Las tapas fueron una sorpresa mayúscula. Esperaba algo correcto, típico, sin grandes pretensiones… pero me equivoqué. Cada plato me pareció mejor que el anterior, aunque he de reconocer que las gambas al ajillo me decepcionaron un poco, pero en general los platos tenían una presentación sencilla pero estaban muy buenos. Me hizopensar que llevaba años perdiéndome algo que estaba a dos pasos de mi casa. No hay nada más agradable que encontrar calidad donde no la esperabas. Pero si algo hizo que la noche fuera redonda fue la camarera. Una profesional como pocas: rápida, cercana, con una gracia natural que no se fuerza. No solo nos atendió, sino que nos amenizó la velada con ese humor espontáneo que convierte una cena cualquiera en un recuerdo agradable. Gracias a ella, y al ambiente que sabe crear, nos fuimos con una sonrisa que todavía nos acompañaba al llegar a casa. Y lo mejor de todo es que esa sensación no fue solo nuestra. El ambiente del local parecía conectar a la gente. Sin darnos cuenta, acabamos conversando con otros clientes. Como si el lugar tuviera la capacidad de romper barreras y recordarnos que, a veces, lo cotidiano también puede ser especial. En definitiva, un sitio que siempre ha estado ahí, discreto, fiel al barrio, pero que para mí ha sido un descubrimiento tardío y maravilloso. Ojalá todos los clásicos de siempre dieran sorpresas tan buenas como esta. Aquí pienso volver, y más pronto que tarde.

Espectacular la comida, el personal y los precios. Sin duda para hacer otra visita

Comida muy rica, servicio estupendo, buenos precios!

La comida muy muy buena! El servicio bien, aunque creo que una de las camareras no estaba en su mejor día, por lo demás un lugar muy recomendable!

El punto intermedio entre comer en "casa de una madre" y un bar tradicional. El sitio es acogedor y aprovechan mucho los espacios para habilitar mesas. El servicio en mesa fue muy amable, rápido y, sobre todo, eficaz. En menos de 10 minutos teníamos en la mesa 1 plato de carrillá, chocos fritos y berenjenas fritas con miel y queso. Prácticamente teníamos que hacer malabares para hacer espacio en la mesa, no es algo malo, pues sirvieron todo casi al mismo tiempo. Comimos 3 personas por 40 euros, más que razonable por ubicación, calidad y trato. Muy recomendable, he añadido el local a mi lista de sitios recomendados para comer y tapear en Sevilla. Volveremos!!