CASA CONVENTO LA ALMORAIMA en Castellar de la Frontera

El hotel La Almoraima es precioso. Todo el entorno tiene muchísimo encanto. El personal es muy amable. El desayuno fue muy bueno, con algo de variedad y te preparaban huevos y bacon si lo pedías

Precioso hotel lleno de historia en medio de la naturaleza. Fuimos a pasar un día en familia con niños en una clase de equitación. Gracias a Lidia de recepción Isa de restaurante por el rico desayuno y las atenciones Cristian y Almudena organización de la ruta a caballo por vuestro cariño y profesionalidad.

Un lugar para desconectar y descansar super recomendado

Una ubicación excelente, lamentablemente la habitación olía a comida (la cocina está cerca), el servicio en el restaurante fue bastante bueno, las chicas estaban un poco apuradas, pero la comida estaba muy buena!!

Fuimos a una visita y nos dijeron que se podía desayunar todos los días. Hemos ido y no nos han atendido aludiendo que el servicio de desayuno depende de la ocupación del hotel.

Fuimos a comer a su restaurante, fue una gran experiencia. El servicio genial y la comida estupenda

El hotel al estar ubicado en un antiguo convento, tiene mucho encanto. Aunque podría estar mejor cuidado. Las habitaciones podrían estar más cuidadas también y huelen a humedad un poco. El servicio de recepción es bueno, pero el de desayuno me pareció despistado y no muy amable. Está rodeado de naturaleza y tiene bonitos jardines.

Genial. Personal eficiente y amables, muy bien dirigidos por David Ledesma, el responsable del Hotel y el gerente Emilio Romero. Preciosas y limpias habitaciones. Ideal restaurante para no tener que salir del complejo, dotado de una buena carta de platos suculentos y tradicionales, bien elaborados y presentados. Buena relación calidad precio. Felicidades a todo el personal de servicio. Muy recomendable

Excelente hotel, agradable estancia, singular y memorable. Un convento (Mercedarios) que data de principios de 1600, desamortizado y adquirido por el Ducado de Medina Sidonia que lo reformó para sus usos; emplazado en la segunda mayor dehesa de caza de Europa (La Almoraima) con 14.400 hectáreas, en el amable sur, entre San Roque, Sotogrande, Gibraltar y Algeciras, bajo la mirada atenta del Castillo Fortaleza de Castellar y surcado por arroyos tributarios del río Guadarranque. La paz, el confort, lo señorial de su claustro, la fuente en el centro, la escalera de granito, los parterres, una vegetación incomparable, la excelencia en los detalles (cama extra, mantas Vicente Simón de lana pura, que ya no se ven, comodidades en el baño, de espacio generoso; cafetera y calentador y 3 botellas de agua, unos pastelillos...); la luminosidad; terraza a la plaza del convento, los cantos de aves, el aroma del jardín; una piscina "infiniti", tumbonas tipo Bali... simplemente, hacen una experiencia única. Desayuno sencillo pero con buenas materias primas (la mejor mantequilla española, un gran aceite tipo AOVE que procede de olivos cultivados en la finca, como también sus tomates; embutidos ibéricos, buen café;...y un zumo de naranja aceptable. El desayuno se sirve en el comedor (La Gañanía) y en el patio interior previo, junto al brocal de un gran pozo originario, en lo que fueron las cocinas de los duques dirigidas por el Sr, Domenech, "gorro blanco", un alumno de Auguste Escofier..., a las que se accede por escaleras...las personas con movilidad reducida lo tendrán complicado.

El sitio es muy bonito y muy tranquilo y comimos muy bien , un plato de jamón ibérico, media tabla de quesos de Cadiz extraordinarios, atún en manteca y para terminar un lomo bajo de retinto al punto buenísimo, probamos un vino de la tierra y acabamos con una copita de Pedro Ximénez, la atención fabulosa ... Una comida muy rica y muy agradable y repito el lugar y el entorno precioso