Campos en Lugo

Local elegante con sabor de hace unos años con un buen servicio aunque algunos precios más bien desorbitados, por ejemplo un pacharán (Baines oro) 10€ que encima fue fruto desorbitados una confusión porque habíamos pedido Baileys pero que nos quedamos. En el restaurante muy buena atención, buena carta, buen producto y una carta de vinos muy completa.

Si la primera vez que fuí me encantó, la segunda vez todavía más. Acudimos mi pareja y yo sin reserva este domingo de San Froilán. Eran las 13:45 y nos dejaron pasar a una mesa si la dejabamos libre para antes de las 15:00 que la tenían reservada para otras personas. Nosotros sin problema accedimos, nos atendieron rápido y bien y la comida estaba estupenda. Crema de nécora, la ensalada de huevos, croquetas, pulpo y el milhojas de café que estaba tan rico que ni tiempo a sacar foto tuvimos! Dejamos la mesa libre para antes de las 15:00 que tenían la siguiente comanda y todo estupendo. Para nosotros, por calidad de la comida y la preparación, por la atención recibida y por el local que estaba muy bien en decoración y limpieza y el ambiente tranquilo, estuvo muy bien relación calidad-precio. Recomiendo totalmente!

Excelente restaurante gourmet gallego. El servicio es algo dubitativo, pero muy atento. El pescado es delicioso y los platos son generosos pero refinados. La carta de vinos es fabulosa y accesible.

Los camareros te miran mientras comes pero la comida bien buena

El pulpo a la gallega es una experiencia! De los mejores que he comido, sobre todo el arroz caldoso espectacular!

Sabores únicos que sorprenden al paladar.

Cada sabor era auténtico y delicioso.

Una cocina impresionante. Todo lo que comimos una pasada de bueno y el personal excepcional.

En una zona llena de bares de tapas informales, este es uno de los pocos restaurantes "reales" con manteles, servilletas de lino y servicio a la antigua. El restaurante tiene varios comedores, nos sentamos en una pequeña zona cerca de la puerta principal que era muy agradable, luminoso y ventilado. El servicio era bueno pero no particularmente rápido; imagine camareros de estilo antiguo tallando su pescado en la mesa. Ambos tuvimos el pescado del día que era el pez monje y estaba muy bueno excepto, para mi gusto, el ajo se quemó, bueno sin embargo. Pero era una porción bastante pequeña, probablemente alrededor de 3 onzas de pescado y algunas papas, suficiente para el almuerzo, pero no suficiente para un gran apetito. Por veinte y tantos euros el plato me habría esperado una porción mayor. También tuvimos las croquetas de jabalí como aperitivo y estaban excelentes. Los precios son algo altos para el almuerzo, un pequeño aperitivo, dos pescados del día, 3 copas de vino, y la pequeña botella de agua rondaba los 70 euros.

No se puede pedir más. Galicia en estado puro: producto, calidad, mimo y abundancia. Atención extrema, y precio acorde a lo que dan. No perderse los percebes de roca.