Cafe Hotel Botanico en Puerto de la Cruz

Un año más volvemos al mejor hotel de Tenerife. Recientemente ha realizado reformas que le han dado un plus a parte de sus habitaciones. El Spa incluído en la estancia, de los mejores que hay en la Isla. La atención del personal como siempre es una enseña de este Botánico. Antonio ya es como de la familia, muchos años viéndolo por allí al igual que otros miembros del personal. En nuestro caso salida tardía hasta las 4 que te permite disfrutar de este placer que se acaba pronto. Las instalaciones un 10. El buffet del desayuno de lo mejor que se puede probar y su fruta fresca todo el año una constante. Como siempre volveremos.

Fantástico de principio a fin. Probablemente el mejor hotel en el que me he alojado.

Fui a un congreso, personalmente no me quedaría lo veo demasiado a la antigua, parece un hotel del siglo 19

Sobresaliente en todos los servicios este maravilloso hotel, destacando especialmente la profesionalidad , amabilidad y buen hacer general de todo su personal sin excepción . Me permito destacar -aunque no es el lugar- el extraordinario cambio en positivo de puerto de la Cruz , en aspectos tan fundamentales como limpieza y seguridad.

Nada negativo que comentar. Vamos todos los años y siempre nos sorprenden gratamente, buen servicio, limpieza, muy prefesionales todo el personal. Destaco a Antonio, el botones que te recibe con una sonrisa amable, siempre dispuesto a ayudar. En el Hall, tambièn muy agradables, sobre destaco a Ahmed.

Hola, nos alojamos en este hotel, que era muy bonito y hermoso, y el transporte al pueblo fue impecable. Sin embargo, en cuanto a la comida, una vez en el restaurante Papagayo y el restaurante Parialda es suficiente. El restaurante asiático es un desastre. La comida del hotel no se corresponde con la de un hotel de 5 estrellas. Además, nadie habla francés, pero no hay menú en francés.

Un hotel precioso . Con unos jardines icreibles

El hotel es sobre todo, espacioso, silencioso y muy tranquilo. Todo está pensado para disfrutar de la calma y el descanso, del relax del spa y de las piscinas de agua climatizada. Estas instalaciones son impresionantes. Tiene un jardín precioso y cuidadísimo, como el resto de las instalaciones que están impecables. En el recibimiento ya notas que desde el primer momento, todo el mundo te quiere agradar. Antonio y su compañero te hacen sentir como en casa. Susana, la persona que ejerce de relaciones públicas, es encantadora. Las habitaciones son amplias, lujosas, limpias, muy completas, con un buen vestidor, y todo está perfecto. Se percibe calidad en los muebles, en la decoración, en la cubertería, en las sábanas y la cama, en la colección de arte oriental y pintura de artistas canarios, en todo hay mucho mimo y mucho cuidado puestos. El hotel pertenece a un matrimonio y desde el primer momento, te das cuenta de que para sus propietarios ha sido un proyecto de vida. Hay un gran respeto por el cliente y por hacer que se sienta bien tratado. El personal es muy servicial y muy amable. Los restaurantes siguen la misma línea, cada uno en su estilo (español, oriental, italiano). El desayuno es completísimo, con mucha variedad de cosas para elegir. Tienen parking del hotel incluido en el precio de nuestra habitación. Es un lugar sin duda para repetir en próximas visitas a Puerto de la Cruz, en Tenerife. Lo recomiendo mucho para unas vacaciones tranquilas, de difrute, para una sana desconexión y un descanso mental y físico, difícil de lograr en otros sitios. Un lujo.

Un sitio mágico. Una experiencia siempre inmejorable. El servicio es perfecto, las instalaciones son perfectas, las vistas son perfectas. Es el paraíso.

¿Cómo describirías la perfección? Un hotel absolutamente impecable, impresionante en todos sus detalles, y te tratan como familia desde el momento de tu llegada. Desde Antonio en la puerta, Marta en recepción, Susana en relaciones públicas, Raúl en el restaurante español, Patrick en el italiano, el servicio es simplemente de primera clase. Un desayuno suntuoso, una comodidad y relajación excepcionales. Nunca volvemos a un hotel, pero el Botánico rompe moldes. Estamos deseando volver; muy recomendable.