Cafe Coral en Gijón

Me gustó mucho, buenos desayunos, buen café y mejores vistas. Repetiré seguro.

Buen servicio, buen café, los churros bien, sin tardanzas y precios moderados

Hemos estado ayer tomando un chocolate con churros y café.Los cafés estaban ricos,y el chocolate para mi gusto un poco espeso,pero eso es cuestión de gustos,lo peor han sido los churros,estaban demasiado fritos,tirando casi a quemados.

Un sitio estupendo para tomar algo disfrutando de ver el mar y además dejan entrar a los perritos, de agradecer en días frios. Los churros con chocolate muy buenos

De los mejores pinchos de gijón,sobre todo los pinchos de tortilla de patata,el de calamares y el de pechuga de pollo . Además los churros son muy buenos también, la terraza es muy amplia con vistas al mar.El personal que atiende muy agradable y atento.

Excelente los churros muy buenos tanto los dulces como los saludos

Un lugar encantador. El camarero que nos atendió fue muy amable y el servicio resultó rápido. La comida estaba rica y el precio es razonable. Quizás en algunos momentos se nota que están un poco desbordados para atender todo lo que ofrecen, pero en general la experiencia ha sido muy positiva

Me encanta este establecimiento, buena calidad a buen precio y personal muy amable,la comida me gusto mucho y sitio muy accesible , muy muy recomendable

Servicio excelente ...me ha encantado todo lo que he comido y el ambiente muy agradable Lo recomiendo!!

Un sitio al que acudo habitualmente y relativamente bien atendido teniendo en cuenta la afluencia y cantidad de mesas por atender para el personal que tienen. La crítica viene por un camarero nuevo que vi por primera vez ayer día 22 de julio. Es un hombre alto, de complexión gruesa y tremendamente maleducado. De seguir esta persona en el lugar, es muy probable que la gente deje de acudir a la cafetería. Malas contestaciones, dirigiéndose a la clientela constantemente con el tratamiento de "tío", pude ver cómo se negaba a facilitarle un cuenco con agua a un cliente que venía con su perrito exhausto por el calor. Dijo que no tenían cuencos. Entró el chico al bar y en menos de 30 segundos volvió con un cuenco. Al decírselo al camarero, este, lejos de disculparse, contestó: "No, si ahora soy yo tu enemigo. Para la próxima, un bocata de jamón ibérico para el perro ". Tras ver la escena, pagué mi consumición y me fui. Como mínimo, un poco de educación.