Hemos ido a cenar dos veces y muy bien. En nuestro caso la primera vez que fuimos pedimos unos langostinos crujientes en panko con mayonesa ligera de soja y una carbonada(trae carne de ternera,secreto,lomo de cerdo,chorizo rojo y chorizo criollo)es para dos personas,te traen un brasero y lo vas haciendo tú a tu gusto,vale 26€ y es muy completo para dos personas y de postre habíamos tomado la torrija con helado y una mousse de frutos rojos y mango. La segunda vez que fuimos pedimos de primero unos gambones al ajillo y como nos había gustado mucho la carbonada volvimos a repetir. Y de postre una tarta helada y un tiramisú. La comida es rica,las cantidades son abundantes y de precio está muy bien.
Además,el personal es muy rápido y atento.
aldara santiago
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03 Marzo 2024
10,0
Sin buscar elaboraciones imaginativas, pero con un buen producto, generosos en los platos, prácticamente todos con una cantidad ideal para compartir con tu compañía y un precio muy competitivo, que destaca en estos tiempos d inflación ; eso sí, conviene saber a dónde se va, pues aunque por teléfono me dieron otra impresión, finalmente solo pudieron ofrecerme un modesto espumoso, pues el cava <no lo trabajan> porque su clientela habitual no lo demanda, ante lo que no cabe crítica, solo adaptarse y ser consciente de que esta noche un brut o un brut nature en condiciones no formará parte del "regalo" gastronómico. Un espumoso de La Rioja alavesa será lo que finalmente acompañará la cena. El personal, cercano en el trato, es lo que más valoro, diálogo fluido para establecer las pautas propias del negocio, más allá de la lectura de una carta variada y extensa. Como aperitivo "casero" nos sorprendieron con un par de tacos de cocido gallego, sorprendentemente resultones, aunque yo no le habría añadido los mini dados de pimiento crudo, p.e., que desvirtúan un tanto el sabor del contenido. Retirando las "crudezas", el pimiento no es la única, el original taco resulta sabroso. Abundante es también el salteado de setas, con langostinos y una cerma-salsa de trufa blanca. Bastante en su punto y bien ligados sus componentes. La cazuela de langostinos, pulpo y almejas, bastante "redonda", no al 100% porque algunas almejas se tornaron secas en el proceso, si bien el pulpo y los langostinos sí tenían el punto adecuado. De postre pedimos <tarta de la abuela>, que no respondió a las expectativas, ni siquiera tratando d idealizarla como una alternativa a la tradicional, error que también se comete en otros restaurantes. La bola de helado, sin ser " nada del otro jueves", se tomaba, pero, el trozo de la supuesta tarta, una vez más, abundante, era un festival azucarado cuya ingesta te llevaría, para eliminar el aporte de glucosa, a dar varias vueltas - a ritmo rápido - a Narón, lo que no era planteable en una noche lluviosa y con viento fuerte, así que después de una cata de no más allá de una cucharada - con reparos, la imagen no era en absoluto atrayente - del abundante trozo...decidimos que "quizá" no era el momento. Fin de la fiesta. El camarero q nos atendió, principalmente, nos obsequió con una copa de espumoso como broche, pues confesó compartir nuestra preferencia por los cavas y champagnes, aunque como comenté al inicio hay espumosos gallegos muy por delante del alavés que el establecimiento te ofrece, no digamos ya si nos remitimos al listón habitual.¿ El precio ?, fácil de explicar, para la calidad media/medio alta en según qué y la generosidad de las raciones, muy competitivo. No fue de extrañar que abundasen las parejas jóvenes, así como, en una casi total equilibrio, las formadas por gente más madura, lo que certifica que la propuesta del local es de ámbito amplio, casi universal, donde las parrillas, d mariscos, pescados y carnes, son lo más solicitado por la clientela habitual, como era claro viendo las peticiones que se sirvieron en las mesas más próximas, así como la instalación de extractores de humos sobre estas.
José Manuel Mosquera
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11 Febrero 2024
8,0