Bocam en Figueres

Tras nuestra visita al Museo Dalí, dimos con este restaurante por casualidad, ¡y qué grata sorpresa! Su cocina es innovadora y fresca, con platos elaborados y visualmente impactantes. Cada plato es una pequeña pintura, tan agradable a la vista como al paladar. Mención especial merece el postre, simplemente increíble, tan refinado como original. Un lugar que merece la pena visitar para prolongar la experiencia artística del día.

Al llegar a la mesa no nos trajeron la carta ni nada, es decir había un chico joven que esperaba a que nosotras le pidiéramos algo. Una vez pedimos la comida no estaba tan mala aunque no lo veo calidad-precio bastante razonable. Creo que si el personal hubiera tenido más comunicación con los clientes, incluso con los compañeros, también estar más atento, y no tener que esperar a que venga o incluso llamarlo todo el rato para pedir lo queriamos (y había poca gente en ese momento). Es decir el servicio no ha sido de lo más agradable.

Mis platos estaban buenos y al principio nos recibieron muy bien. Fue una decepción porque el menú de afuera no coincidía con lo que nos ofrecieron adentro... No hubo despedida al final. Lo cual arruinó la experiencia. Una pena...

Una cena buenísima. ¡La comida estuvo excelente y el servicio fue de primera! ¡Bravo por el chef!

Una bienvenida muy amable. Nos ofrecieron una cata de vinos por copas para ayudarnos a elegir, lo cual agradecimos mucho. 👍 No se fíen de la carta; algunos platos ya no están disponibles (pidan el código QR para averiguarlo). El plato estaba muy bueno, muy bien presentado y sabroso. Tenía muchas ganas de probar la tarta de queso y me decepcionó mucho; no tenía sabor. Evítenla. (Es una pena que el camarero nos evitara durante el resto de la comida; probablemente vio en mi plato que no estaba satisfecho). Una comida mediocre, y es una pena que el servicio no tenga en cuenta las críticas. Es importante recibir la opinión de los clientes, ya sea buena o mala.

Fuimos a cenar en pareja un sábado habiendo reservado previamente. Nos dejaron elegir si sentarnos dentro o fuera, fuimos dentro y estuvimos solos toda la cena. Hicimos el menú surrealista (35 €/persona, bebida incluida) y por lo general la comida es buena, sobre todo los entrantes. Mi pareja no bebe alcohol, y uno de los entrantes lleva salsa de ratafía reducida, y el jefe de sala (sin nosotros decirle nada), enseguida se ofreció a cambiar el plato por otro que pudiera comer. Los dos entrantes que elegimos muy buenos, tanto el canelón como los raviolis. El arroz de llobregant también bueno, y mucha cantidad, lo que sobró nos lo llevamos. El postre es el más curioso, sobre todo por la presentación y la mezcla de gustos y texturas. Es cierto que los camareros todavía no tienen mucha experiencia, pero es normal, son chicos jóvenes que acaban de empezar y están aprendiendo; todos hemos pasado. Sin embargo, la atención por parte de todo el personal fue muy buena. ¡Tenemos ganas de repetir y poder probar otros platos!

Platos excelentes (aunque las cantidades pueden resultar pequeñas para los grandes comensales) y originales!

Cálida bienvenida, atención al cliente, cocina original llena de sabor y postres originales, inspirados en Dalí. Lo recomiendo.

Estamos de acuerdo con las opiniones. Entrada increíblemente inventiva y desierto. El personal era muy atento y amable. Cocina abierta fue capaz de dar un pulgar hasta chef.

Comida excelente con platos muy variados y explosiones de sabores. El personal igualmente un 10! Atentos, profesionales y a la escucha.