22/12/2025: Debido a los bloqueos agrícolas en Francia, tuvimos que cambiar nuestro itinerario y alojamiento el sábado, y finalmente regresamos a casa por el sur de España (en lugar de Toulouse, etc.).
Este hotel-restaurante de 1 estrella nos pareció práctico, bien ubicado, con aparcamiento privado, personal francófono y admite perros.
La recepcionista, una joven rubia encantadora, increíblemente amable y profesional, nos tradujo algunas frases con un traductor, ¡evitándonos así un gran disgusto en el viaje de vuelta! Pagamos la estancia completa (125,36 €) al recibir la llave y la factura. Se están realizando obras de renovación en la acera de la transitada calle que bordea el establecimiento, lo que provoca mucho ruido de la carretera y en los semáforos, incluyendo música alta.
¡Por desgracia, el restaurante cierra los fines de semana! El cercano centro del pueblo tiene muchos bares, pero muy pocos restaurantes; el único estaba completo. Después de conducir durante horas... por suerte, había un pequeño supermercado abierto hasta las 21:00 en la plaza. Compramos allí la comida y luego pedimos cubiertos en recepción para comer algo frío en la habitación.
El ascensor se averió mientras subíamos el equipaje y a nuestro perro grande de 30 kg. La habitación estaba limpia y la ropa de cama era adecuada. Estaba muy mal aislada y era anticuada, con una persiana manual y puertas de doble cristal, pero una vez que los vecinos se callaron, por fin dormimos plácidamente toda la noche hasta el domingo por la mañana. Al llegar el domingo por la mañana, poco antes de las 10:00, otra recepcionista, una morena de pelo largo, con aspecto algo soñoliento... y todavía con el móvil, nos recibió, nos pidió el número de habitación y dijo inmediatamente "¡Rápido, rápido, rápido!". Tuvo problemas para prepararnos el café porque una de las máquinas no funcionaba (igual que el ascensor, que fue un verdadero problema para bajar el equipaje y a nuestro perro de 30 kg del primer piso...).
Nos pidió 1,32 € mientras desayunábamos para pagar la tasa turística, aunque creíamos que ya la habíamos pagado todo el día anterior. La pesada puerta principal del hotel, siempre cerrada, dificultaba la salida de nuestro equipaje y del perro por las escaleras. Nos costó mucho mantener las puertas abiertas mientras la recepcionista atendía el teléfono fijo del hotel. Nos marchamos contentos, aliviados de haber conseguido volver a casa sin quedarnos tirados en la carretera. ¡Juramos no volver jamás! El resultado fue dispar: sin restaurante el sábado por la noche, ascensor averiado, nadie que hablara francés, etc. ¡Gracias a la recepcionista del sábado por la noche, que fue de gran ayuda!
18/12/2025: Estuve una noche en este hotel y la verdad que muy bien la atención y el servicio muy bien. Volveré si algún día tengo que volver a esta ciudad