Barajas 20 Tapas en Sevilla

Las mejores sangrías que tuvimos durante toda nuestra estancia. Excelentes tapas. El inconveniente de la mayonesa alrededor del arroz negro, francamente, no es útil. Ja, y que te cobren 2,50 euros por pan o cualquier otra cosa que no comiste parece una práctica arraigada. Debes comprobar la factura antes de pagar.

Nada del otro mundo. Para estar en la zona gourmet o ponerse gourmet en el nombre, que se note. Pedí salmorejo y pollo al curri con arroz basmati. El salmorejo estaba realmente exquisito pero… se lo cargan cuando le echan jamón blanco de bajísima calidad. Eso hace que se carguen por completo la experiencia de degustar un buen salmorejo, además de sentir que te están tomando el pelo: el plato sale a 8 euros. ¿Tan complicado es unas virutas o dos lonchas de jamón ibérico? El pollo al curri, muy bueno también. No pedí postre. Tarta de queso a 8 euros la porción. ¿Perdona? Ni en los mejores sitios que he estado han osado llegar a semejante barbaridad de precio. En fin, aires de grandeza pero que no llega a donde pretenden convertirse. El jamón, por favor, echadle un buen jamón a ese salmorejo, que es un insulto a la gastronomía andaluza ponerle semejante cosa.

Excelente servicio y atención del encargado Mohamed,muy atento y profesional.Gracias a su buen servicio de atención y detalles volveré.

Decepciones Culinarias: Una Crítica de una Tabla Insípida de Quesos y Embutidos en Sevilla En el corazón de Sevilla, una ciudad famosa por su vibrante escena culinaria, donde los bares de tapas y restaurantes ofrecen una variedad de sabores que deleitan el paladar, uno esperaría que incluso los platos más simples encarnaran el espíritu de la gastronomía andaluza. Lamentablemente, mi reciente experiencia con una tabla de embutidos y quesos dejó mucho que desear, quedando tristemente por debajo de los altos estándares culinarios de Sevilla. Al entrar en el establecimiento, la atmósfera prometía un viaje culinario encantador. La decoración era acogedora e gourmet, con una calidez que sugería una experiencia gastronómica auténtica y agradable. Sin embargo, el encanto del lugar se desvaneció rápidamente una vez que llegó la comida. La porción de embutidos presentada en la tabla de madera fue una decepción visual desde el principio. Las lonchas de chorizo, salchichón y jamón serrano, que deberían haber sido las estrellas del espectáculo, parecían insípidas y poco inspiradas. En lugar de las vibrantes y apetitosas lonchas que uno espera de la charcutería española, estas se veían opacas y desprovistas del rico veteado que indica calidad. El sabor, lamentablemente, coincidía con la apariencia poco inspiradora. Cada bocado revelaba una preocupante falta de sabor. Era como si los embutidos hubieran estado fuera demasiado tiempo, perdiendo sus cualidades sabrosas con el paso indiferente del tiempo. Acompañando esto estaba una tabla de quesos que parecía más una ocurrencia tardía que una selección cuidadosamente curada. La porción era notablemente escasa, con pequeños trozos de queso que no lograban emocionar ni a la vista ni al paladar. La variedad, típicamente un punto fuerte de cualquier tabla de quesos, era extremadamente limitada. Sumando insulto a la injuria, el servicio fue sorprendentemente deficiente. En un momento, la camarera dejó caer sin ceremonias una hogaza de pan entero en el contenedor de cubiertos, un acto desconcertante y poco higiénico que decía mucho sobre los estándares del establecimiento. El comportamiento del personal era igualmente poco acogedor; me miraban con un desdén apenas disimulado, aparentemente juzgándome por llevar jeans y una gorra. Esta exhibición abierta de esnobismo solo aumentó mi incomodidad. Esta comida estaba destinada a ser un refrigerio rápido durante una importante reunión de negocios, pero rápidamente se convirtió en una vergüenza. En lugar de disfrutar de una agradable y ligera comida, me encontré distraído por la comida mediocre y el servicio poco profesional, dejándome mortificado frente a mi socio comerciale. En una ciudad donde la comida es celebrada y saboreada, esta experiencia gastronómica fue un recordatorio contundente de que no todos los establecimientos están a la altura de las altas expectativas establecidas por sus pares, principalmente este en El Corte Inglés. Los embutidos insípidos y la escasa tabla de quesos se sintieron como un insulto a los vibrantes y robustos sabores por los que se conoce la cocina andaluza.

Muy buenas tapas y platos a un precio justo pero cobrar el pan cuando no lo hemos tocado nos hace sentir como turistas vacas lecheras. Realmente desafortunado.

Genial, el salmorejo muy bueno, el paté al oloroso, el pan brioche con la carrillada increíble…

Comimos el pollo al curry y el atún a la plancha con cous-cous, ambos en plato. Muy sabroso y muy bien presentado. Servicio muy amable y de habla inglesa. Los platos llegaron rápidamente a la mesa. De postre tuvimos la Torrija de leche con helado de vainilla y la Tarta de Quesa casera, ¡ambas muy ricas! Comimos adentro, agradable, tranquilo y fresco. La terraza de la azotea ofrece vistas a la ciudad. Los precios son razonables.

Sitio ideal, en el Corte Inglés de Plaza del Duque para escapar de las bullas del centro de Sevilla, sobretodo en Navidad. Se coge mesa rápido y servicio de camareros fantástico y rapidez en servir. Comida exquisita, me encantan los fideos chinos que tienen en carta.

Hermosa vista de la azotea para tomar una cerveza fría!