Increíble experiencia gastronómica, recomiendo venir a todo el mundo tanto por la comida como por el servicio, Khaled nos a recomendado que pedir y a sido sublime, volveré!!
Iñaki
.
12 Marzo 2025
10,0
Un lugar agradable y bien decorado, el servicio excelente, nos aconsejaron sobre qué pedir y la cantidad,
explicándonos cada plato con amabilidad y simpatía y acertaron. Todo estaba muy rico y muy bien preparado y presentado. Volveremos para probar otros platos. Un acierto!!
Marian Lasarte
.
08 Marzo 2025
10,0
Su propuesta cuidada y fiel a sus raíces ha llevado a Sésamo a contar con dos ubicaciones en Pamplona. Tras un inicio en la Rochapea, saltó al centro con un local en el Ensanche, en la calle Paulino Caballero, mientras que hace pocos meses abrió sus puertas un segundo restaurante en la animada calle San Nicolás, en pleno Casco Viejo.
Nosotros optamos por visitar el primero, un espacio pequeño y coqueto que destaca por su decoración asiática y una atmósfera acogedora que invita a relajarse y disfrutar.
Nada más sentar vimos que el servicio en Sésamo es uno de sus puntos fuertes. Amable y atento, el personal te hace sentir como en casa, explicándote cada plato, algo cuando -lógicamente- no estás familiarizado con la gastronomía libanesa. En base a sus recomendaciones y a nuestros gustos, hicimos una elección de platos de las que, ya lo adelanto, quedamos muy satisfechos.
Como éramos tres personas en la mesa, nos permitimos probar una buena variedad de platos. Comenzamos con unos entrantes, donde la mohamara se robó el protagonismo desde el primer momento. Esta crema de pimientos rojos asados, nueces y melaza de granada fue una explosión de sabor: dulce, ahumada y ácida. La textura era perfecta, y la acompañamos con un pan libanés imprescindible para 'dipear'.
El segundo entrante que pedimos fue el fatte, una crema de yogur y tahini que se sirve con pan de tomillo tostado, carne picada, frutos secos y una deliciosa salsa tarator. Mucho más fresco que el plato anterior, tenía una rica combinación de sabores y texturas, que rebajó la intensidad de la mohamara.
Tras los entrantes, llegó el turno de los platos principales, y aquí Sésamo nos terminó por conquistar. Empezamos con las sambusik, unas empanadillas libanesas rellenas de carne y queso. La masa era muy crujiente y el relleno jugoso, muy similar en concepto a una quesadilla.
Luego probamos dos versiones de chawarma, rollito que recuerda al kebab: el chawarma dadjaj (de pollo) y el mixto, que combina pollo y ternera. Sin embargo, si estás acostumbrado a los kebabs habituales que te reviven a las tres de la mañana tras una noche movida, nada parecido.
La carne estaba perfectamente especiada y jugosa, y el pan que las acompañaba era fresco y suave, ideal para envolver los ingredientes y crear un bocado que terminó por hacer disfrutar a nuestro estómago.
Cómo no, terminamos con el popular té moruno con menta, servido de la forma tradicional, muy curiosa ya que elevan la tetera casi hasta el final del brazo. Respecto a la bebida, es muy dulce, pero muy rica y reconfortante en estos meses de frío.
En definitiva, Sésamo fue el lugar perfecto para una de esas noches en las que huyes de los nachos, las hamburguesas, las pizzas y el sushi, y estás buscando una experiencia y sabores nuevos: aquí los encuentras.
Pamplona Gastronómica
.
23 Febrero 2025
10,0