Bar-Restaurante Bulnes en Cabrales

Estuve en 2022 En un lugar encantador... Bulnes, con un pequeño restaurante del mismo nombre, que ofrece ricos platos al visitante.

Sitio de ensueño con una comida espectacular tomamos Chorizos a la sidra, cachopo al horno con patatas y unas concretas de cabrales todos exquisito. Junto con una botella de sidra (no la sirvió el camarero y nosotros no sabíamos hacerlo fue el único punto negativo).

Precioso sitio con bonitas vistas, Buena Fabada y el Cachopo al horno fantástico, al igual que los postres. Volveremos

El chorizo a la sidra estaba buenísimo, mojamos todo el pan en el caldo de bueno que estaba. Las croquetas de cabrales también muy buenas, son 8 unidades, las de cabrales son bolitas (son más pequeñas que las de jamón). De postre tarta de queso, no la recomendaría, es como un flan de queso y con escaso sabor a queso, además de tamaño pequeño para su elevado precio. El sitio es caro, pero no está mal para picotear algo compartiendo con más gente y probar así un poco de toda la gastronomía asturiana, además la terraza con un día de Sol invita a sentarte y tomarte algo 😃 Estando el bar restaurante lleno nos atendieron super rápido y la comida también salió en nada.

Subir a Bulnes es como entrar en un escenario oculto, un rincón cinematográfico de otro tiempo, atrapado entre montañas. Llegar hasta allí en funicular ya le añade un toque de aventura, como si uno dejara atrás la rutina y se adentrara en un mundo que pide ser descubierto. El Bar Bulnes es, en este cuadro asturiano, una joya auténtica que acoge a quienes llegan. Apenas uno cruza su umbral, se siente como en casa. La atención es cálida, cercana, y sientes que cada plato tiene detrás manos que aman lo que hacen. La tortilla de patatas, dorada y en su punto perfecto, invita a repetir cada bocado; y el bizcocho casero de naranja... qué decir, es el cierre dulce ideal, esponjoso, lleno de sabor y con ese toque de lo auténtico que pocos lugares conservan. El entorno que rodea al bar parece salido de un cuento: es de esos lugares que merecen ser protegidos y cuidados, como un secreto bien guardado. En cada visita, Bulnes me recuerda que hay pequeños paraísos, donde el tiempo se detiene y uno se permite simplemente disfrutar. Definitivamente, un escape con encanto para desconectar y reencontrarse con lo esencial.

Sitio muy bonito, después de una buena caminata. Se come muy rico, el personal es espectacular. Ganas de volver!

Un gusto de sitio, comida riquísima y todos los camareros encantadores

Comimos aquí espontáneamente. Servicio rápido y atento. Comida deliciosa y auténtica, maravillosos paisajes en las montañas... quedamos completamente satisfechos y volveríamos :)

Muy buena la comida y la chica que nos atendió muy, muy simpática. Opciones vegetarianas.

Comida buena, pero tampoco espectacular, un ambiente increíble y servicio muy atento y amable.