Bar Restaurante Angel en Cangas de Onís

Todo genial. El ambiente muy agradable, la atención perfecta y, lo mejor de todo: tienen cachopos sin gluten. Se agradece muchísimo que cuiden esos detalles. Comimos de maravilla, todo estuvo perfecto. ¡Repetiremos sin duda!

Celso estaba lleno y la ubicación de Ángel y el servicio es mucho mejor. Las zamburiñas a la plancha buenísimas, y el cachopo de cecina y queso de cabra espectacular. Muy rica la tarta de queso tb, y ese camarero de Toledo un crack (Los demás tb😇)

Para nosotros que somos de Sevilla un sitio ideal para comer buena calidad cantidad justa y buen precio y el trato del personal estupendo sin duda repetiremos 0

Fuimos al restaurante por las reseñas y la verdad es que defraudó un poco. Respecto al servicio fueron bastante lentos, nos dijeron que faltaron 2 personas y supongo qie sería ese el motivo pero tardamos cerda de 2h para comer. Respecto a la comida, correcta, excepto el pescado. Encel menú indicaba lenguado y pusieron panga, nada que ver una cosa con la otra. En contrapartida nos invitaron a los cafés, pero creo que no es correcto poner en menú una cosa y poner otra de muy menor calidad en sustitución. Respecto a los peques, al tener un pequeño parque infantil dentro, se lo pasaron en grande y comieron bien.

Llevamos años viniendo y nos encanta

Ambiente tranquilo y familiar. Menús generosos y muy buena calidad-precio. 18€/p: 2 platos, pan, bebida y postre. Buena eleccion

PLATOS VEGANOS INCREIBLES. hamburguesas carnivoras buenisimas.

Un sitio espectacular, menú diario bastante económico y de calidad. El camarero muy majo y amable. La comida estaba rica rica.

Comimos 5 personas a 18 euros el menú, fabada buenísima, pote asturiano, ambos platos buenísimos. Escalopines , cabrito y postre casero, todo riquísimo y en cantidad. El servicio muy atento y rapido

Fuimos a parar a este mesón no creyendo hallar festín presto y regocijo sin medida… ¡mas fue lo que hallamos! Estuvimos sentados un minuto y el mozo ya nos había presentado las cartas y nos preguntaba si deseábamos vino, agua o un consuelo. Dos minutos después nos calma presto lla sed y—cosa más rara que eclipse en día de mercado—, tomó la comanda con gana y se perdió como sombra en noche cerrada para aparecer raudo con la pitanza. todo en cinco minutos de relojería demoníaca, tiempo en el cual vimos a otras mesas, recién llegadas, también ser servidas. Cuanto brío que faltan por otros lares. Respecto al manjar, excelencias bien resueltas con productos de calidad y mano rota para guisar. Todas las viandas estaban para chupar y mojar miga (por cierto de buen ornear). Las dulzuras del final cumplían nuestras gran satisfacción. Cuando quisimos pagar, dimos nuestras monedas sin rencor pues la nota se ajustó en demasia y alzar un monumento al lugar es lo que nos apetecía. Eso sí, por no faltar a la verdad ni pecar de lengua mentirosa, si acudís al lugar podéis esperar un bocado celestial. En fin, buen pueblo, si tenéis vuestro tiempo en estima acudid como alma que lleva el diablo. Que nosotros tornaremos, salvo que haya niebla en la razón o perdida de juicio.