Siempre hemos vuelto por sus Bravas. Es lo que te enamora de Aitana. Luego, ya están el resto de cosas y aunque creo que ya no es lo que era sigue estando entre nuestros mejores recuerdos.
Hemos venido de Jaén para ver viviendas, y de casualidad que hemos acabado en este bar. La comida estaba buenísima, el ambiente tranquilo y la mujer que lo lleva ha sido lo más simpática y agradable que he visto. Un bar de barrio que sin duda, si vuelvo por aquí, volveré a parar.
los propietarios profesionales y simpaticos, comimos en varias ocasiones y relación calidad precio satisfechos, recomiendo los zarajos, seguro repito cuando regrese