La verdad que el servicio un poco deplorable. Tuvimos que entrar, pedir, pagar y sacar nosotros mismos la comida. Si lo sé le digo que me descuenten la jornada laboral porque parecía yo la propia camarera. Los camareros tienen orxata en las venas.
Eso sí, los bocadillos y las olivas increíbles. Merece la pena solo por eso.
Está en el poli, así que súper bien de ambiente. Y muy buen sitio para aparcar siempre y cuando no sea fin de semana.