Bar Parrilla El Roxin en Llanes

El camino de hace largo pero merece la pena, tanto por las vistas como por la conida

El trato fenomenal y cuando empezó a llegar la comida ,tanto las costillas ,criollo ,ensalada mixta y un buen vino de Prieto Picudo y a un precio muy ajustado.Una grata sorpresa por el sitio y el paisaje ,merece la pena.Muy recomendable.Nosotros subimos desde Posada de Llanes y bajamos por la otra parte a Llanes ,menudo paisaje digno de ver.

Auténtico lugar para comer. Un bar de pueblo que aún conserva su identidad. Nos atendieron amablemente, rápido y muy bien. La comida buenísima, comida casera y raciones abundantes. La morcilla muy suave y riquísima. Los callos muy ricos.🤤 El cabrito guisado se deshace en la boca.🤤 Las patatas fritas , patatas de verdad, crocantes y tiernas por dentro.🤤 El entorno del pueblo es maravilloso, lleno de animales, ideal para desconectar ! Un 10! Volveremos! 😉😉😉

Estaba todo muy rico, sobre todo las carnes y los postres. Estos son caseros y las raciones son enormes. De las mejores tartas de chocolate que he comido. El sitio necesita una manita de pintura, pero tiene su encanto. Nos atendieron muy bien. Volvería seguro. Eso sí, para llegar tuvimos que pasar una carretera estrechísima con mil curvas.

Un restaurante de los de verdad, donde se come espectacular, con calidad y cantidad. Pedimos queso de la zona, chorizo casero, paté de cabracho, solomillo y un par de postres y todo estuvo exquisito. Además, el camarero nos trató genial. Y, por si faltaba algo, el comedor tiene unas vistas al monte preciosas.

Carne espectacular en un entorno espectacular. Me atrevería a decir que la definición hecha realidad de un restaurante de carne de la montaña asturiana

Es sabor de la comida muy bueno, y las raciones están bien servidas, es un lugar al que sin duda volveremos

El mejor cabrito del universo. Como el resto de los platos. Además de un cocina auténtica con productos autóctonos, el ambiente siempre es maravilloso. Como llegar a la casa de tu abuela. Y las vistas! Todo un cuento mágico.

En plena montaña asturiana se encuentra el BAR RESTAURANTE EL ROXIN, un restaurante situado en un emplazamiento al que cuesta llegar por su sinuosa carretera y cuya localidad, forma parte de la historia pasada de la Guerra Civil. Este lugar tuvo una importante contienda militar, entre ambos bandos, en 1937. No es un restaurante acogedor, donde la relación calidad-precio se ajusta a la realidad, sin embargo, creo que está sobrevalorado, en función de las críticas que figuran. Acostumbrado a la chuleta de rubia gallega, o de otras procedencias, con varias semanas de maduración, que se ofrecen en sidrerías vascas o las situadas en el norte de Navarra, la que se degusta en EL ROXIN, deja mucho que desear. No es mala, sinceramente, pero no está madurada y apenas contiene grasa infiltrada, que es lo que permite que la carne, al contacto con las brasas de encina, ofrezca un sabor singular e inigualable. No es el caso. No solo es la carne; sus quesos no cuentan con el punto de maduración adecuados. Se sirven secos y poco apetecibles. En fín… que, si se va directamente a EL ROXIN, después de recorrer una carretera complicada para degustar un chuletón, o cualquier otra pieza de carne, que es a lo que acude todo el mundo allí, no merece mucho la pena, sinceramente. Un poco de decepción, puesto que me esperaba mucho más en función de las críticas que figuran aquí. Tengo muchos kilómetros recorridos gastronómicamente y muchas chuletas degustadas para poder escribir adecuadamente esta opinión.

Hemos comido muy bien. Las croquetas y los postres caseros y la carne muy rica. El precio está bien y la atención ha sido muy cercana. Recomendable!