Paseando por Pontevedra esta Semana Santa, con muy mal tiempo, no éramos capaces de encontrar sitio libre en ninguna parte para tomar un café. Hasta que dimos con este bar en el que no había nadie, un bar de los antes. Pedimos unos cafés que estaban muy, muy buenos. No es fácil encontrar un buen café. Y nos pusieron con ellos un plato con dos trozos de croissant para cada uno, esto no nos ha ocurrido en ningún sitio. Por lo visto también tienen tapas. Pues nada, la próxima vez que nos escapamos a Pontevedra sabemos fijo dónde volver. Puede que el bar no esté actualizado, pero a nosotros eso nos es indiferente. El café estaba buenísimo y el croissant también.