Trato familiar y simpático.
Comida basada en platillos variados. Las bravas excelentes, el jamón y el queso manchego muy bueno, los guisos como los callos, el cochinillo y la oreja no se puede dejar de probar.
En general la relación calidad precio también muy bien. El único problema es que es pequeño y hay mucha gente que lo conoce y cuesta en algún momento coger sitio.
Este pequeño bar es uno de mis favoritos. Suelo ir a menudo tanto con mi pareja, como con amigos, como con la familia. Todo, absolutamente todo lo que sirven, está buenísimo. Pulpo a la Gallega, bravas, croquetas, jamón, queso.... Da igual lo que pidas, nunca fallas. Y por supuesto el vino, buenísimo. A todo esto, hay que sumarle el excelente trato del personal. Personas campechanas y cercanas con los clientes. Lo recomiendo 100%. Eso sí, si vas a comer ves como muy tarde a las 13h y para cenar a las 20h, si no, es difícil pillar mesa. Siempre está lleno, por algo será :-)