El bar de por si siempre ha sido muy carismático. Si que es cierto que la ultima vez habían cambiado de propietario y no tenían datáfono y eso se hizo un problema porque pedimos y nos sorprendió la dificultad para pagar. En ese aspecto fatal. Por lo demás siempre ha sido un clásico de Pamplona con las cocteleras tan buenas que tiene.
Imprescindindible parada nocturna donde tomar algo y divertirse a ritmo de rhythm n blues, soul, ska, rock n roll, etc...
Es un modesto bar por su tamaño pero inmenso en su valor, esencia musical y singularidad, de esos lugares donde su música solo puede hacerte bien. Como siempre volveré en mi próxima visita.