Antony Pizza Factory en Melilla

Estaba listo para calificarlo con 5 estrellas e incluso volver aquí antes de irnos de Melilla, pero nos cobraron de más en la factura. Pedimos una pizza de cuatro quesos, la hamburguesa vegana más allá de la carne y dos cervezas. La factura fue la esperada y pagamos con tarjeta, pero unos minutos después nos llegó la notificación de que nos habían cobrado 6€ de más. Ya estábamos de vuelta en nuestra casa de Melilla y ya no podíamos hacer nada al respecto. Aunque podrían haber tenido nuestro negocio varias veces, me entristece que la próxima vez elijamos otro lugar debido a este error. Triste, porque tienen bastantes platos veganos o vegetarianos para la ciudad.

Impresionante carta con una variedad de productos de estilo italiano abismal. Trato cercano y de calidad con una elaboración espectacular del producto ofertado. Un más que digno italiano al que acudir una y otra vez para probar las elaboraciones que abarcan.

Un viaje gastronómico que no justifica su precio Recientemente visité Anthony, un local que promete mucho desde el exterior, pero cuyo interior me dejó pensando en el valor real de lo que ofrecen. La carta, aunque atractiva a simple vista, resultó ser más aspiración que realización. Los platos, aunque bien presentados, no logran justificarse en relación al precio. Unos ingredientes que, lejos de ser exóticos o de primera categoría, bien podrían encontrarse en el mercado local, pero con un margen de ganancia que invita a preguntarse si el verdadero arte está en la cocina o en los precios inflados. La lasaña, aunque sabrosa ,podría haber sido la estrella en una comida familiar… si no fuera por el hecho de que aquí cuesta como si fuera obra de un chef de tres estrellas Michelin. Entiendo que comer fuera conlleva ciertos “extras”, pero en este caso, la diferencia entre lo pagado y lo recibido me pareció más digna de una novela de aventuras que de una experiencia culinaria. Si bien el servicio es correcto y el ambiente agradable, es difícil dejar de lado la sensación de que aquí, uno paga más por la ilusión de una experiencia gourmet que por los ingredientes y las técnicas detrás de ella. En resumen, es un lugar donde se puede comer bien, pero si el bolsillo pudiera hablar, quizá pediría que la próxima vez el menú se ajustara un poco más a la realidad de lo que se sirve en la mesa.

La comida. muy buena la verdad una imagen vale más q 1000 palabras