Almanaque casa de comidas en Cádiz

Siempre es un acierto!!! Todo está riquísimo y la atención es inmejorable!!!!

Con cariño y tiempo. Así cocinan en Almanaque. Pequeños espacio que amplía con unas mesas altas en terraza su capacidad de clientela. Carta corta que amplían con alguna propuesta fuera de ella. Precios correctos y servicio muy atento. La comida, de platos a centro para poder ir probando de aquí y allá en sus propuestas, va ganando en sapidez. Buena la alcachofa que acaban en mesa con corazón de atún, el mejillón, pequeñito y de zona, lleno de matices marinos. Las tagarninas vienen con una sala que según nos cuenta el jefe de sala, es muy popular y que luego tunea en un guiso marinero. El calamar de potera, rico de sabor pero no excesivamente grande. De los postres hay que destacar la poleá con frutos rojos. Muy buen pan. Se quedan algo corto en la carta de vinos, sobre todo en los dedicados a la zona del sur. Siete blancos de los cuales sólo dos son de zona. Un pequeño parón a la hora de que llegue el último plato e la parte salada hizo que la comida se detuviese durante casi treinta minutos, lo que hizo que la idea de pedir un sexto plato quedara fuera de las intenciones. A veces dar a un mayor número de comensales que el que la cocina puede, hace que los ritmos de rompan y lo que iba para experiencia buena quede con regusto amargo. Precios muy correctos. Es de agradecer el dejar las modas gastronómicas para centrarse en la cultura urbana de una ciudad cargada de historia y de buenos sabores. Local pequeño que con mucho encanto, con una pequeña barra donde algunos clientes prefieren disfrutar de buenas copas de vinos. Muy recomendable y desde luego de imprescindible reserva, ya que el número de mesas es escaso, y aunque las doblen, el número final siempre es pequeño.

Con cariño y tiempo. Así cocinan en Almanaque. Pequeños espacio que amplía con unas mesas altas en terraza su capacidad de clientela. Carta corta que amplían con alguna propuesta fuera de ella. Precios correctos y servicio muy atento. La comida, de platos a centro para poder ir probando de aquí y allá en sus propuestas, va ganando en sapidez. Buena la alcachofa que acaban en mesa con corazón de atún, el mejillón, pequeñito y de zona, lleno de matices marinos. Las tagarninas vienen con una sala que según nos cuenta el jefe de sala, es muy popular y que luego tunea en un guiso marinero. El calamar de potera, rico de sabor pero no excesivamente grande. De los postres hay que destacar la poleá con frutos rojos. Muy buen pan. Se quedan algo corto en la carta de vinos, sobre todo en los dedicados a la zona del sur. Siete blancos de los cuales sólo dos son de zona. Un pequeño parón a la hora de que llegue el último plato e la parte salada hizo que la comida se detuviese durante casi treinta minutos, lo que hizo que la idea de pedir un sexto plato quedara fuera de las intenciones. A veces dar a un mayor número de comensales que el que la cocina puede, hace que los ritmos de rompan y lo que iba para experiencia buena quede con regusto amargo. Precios muy correctos. Es de agradecer el dejar las modas gastronómicas para centrarse en la cultura urbana de una ciudad cargada de historia y de buenos sabores. Local pequeño que con mucho encanto, con una pequeña barra donde algunos clientes prefieren disfrutar de buenas copas de vinos. Muy recomendable y desde luego de imprescindible reserva, ya que el número de mesas es escaso, y aunque las doblen, el número final siempre es pequeño.

Sin duda el mejor restaurante de Cádiz, una comida excelente con un equipo espectacular. Voy a Cádiz una vez cada dos meses y es una reserva obligatoria para poder disfrutar de una gastronomía que derrocha dedicación, sabor y saber hacer las cosas bien. Muchas gracias! Seguid así, grandísimo trabajo.

Hoy Fuimos a Comer por Primera vez y Todo Buenísimo y precio asequible.. Totalmente aconsejable

Encajaba perfectamente con nosotros, lo suficiente como para hacernos volver a Cádiz sólo para esto. Me encantó el ambiente informal, la carta de vinos e incluso el sabor.

Ensaladilla algo insulsa. Medianoche de pescado muy lograda y de foie no tanto. Almejas con chistorra infumables donde la chistorra destruye la delicadeza de la almeja, una combinación incomprensible, equivalente a hacer kalimotxo con Vega Sicilia. Cordero deshuesado especiado interesante aunque algo seco. De postre poleá con fruta muy rica sin ser dulzona. Carta de vinos limitada y personal correcto. Buen pan.

A pesar de no estar en todo el centro, merece la pena salir del itinerario convencional y disfrutar de una cocina de calidad y novedosa. Atención excelente y platos originales con sabores totalmente distintos dentro de las recetas tradicionales. Tienen unas pocas tapas en forma de entrantes y luego sus platos donde puedes compartir y experimentar con los sabores que ofrece. Tienen cervezas artesanas también y una pequeña terraza en la plaza donde está ubicado. Hay que volver varias veces para disfrutar de su oferta. Precio medio pero calidad en materia prima y atención sobresalientes.

Muy grata experiencia siempre en Almanaque, con mucha amabilidad y profesionalidad en el servicio y en la cocina. Carta corta (de agradecer) y muy bien seleccionados los platos, todos de calidad y todos apetecen. Siempre algo bueno fuera de carta. Buenos vinos y pocos pero buenos postres, el milhojas de crema de piñones espectacular. Muy recomendable.

Recomendable 100%, buena comida, buen ambiente. Muy buena relación calidad/precio. Repetiremos!!