Alimentacion Orta Ultramarinos en Ayamonte

Preciosa tienda delicatessen y bodega antigua donde tomar un magnífico vermút o vino, en ambiente muy tradicional.

Maravilloso sitio con un gran encanto. Amantes del vino, tenéis que venir.

Sitio perfecto para tapear/comer disfrutando de arquitectura y decoración tradicional. Obligada parada

Nuestro jardín secreto. El jamón ibérico siempre sería de primera calidad y siempre lo acompañaría con un vino rosado o rosada. Siempre bien atendido. Sigue volviendo una y otra vez

Si estás por Ayamonte...está parada es obligatoria!!

Siempre que vamos a Ayamonte no podemos dejar de pasar por allí. Sitio muy peculiar, una tienda de comida de las de antes, con un patio muy agradable, una chacina buenísima, así como su pimentada y la cervecita siempre fresquita. Destacamos el buen recibimiento por parte del dueño y el trato amable y educado de cada uno de los que allí trabajan. Este verano por desgracia, vivimos un suceso muy desagradable por parte de un cliente que nos estropeó la noche con su detestable actitud. En una noche a rebosar de agosto, el "caballero" quería ser atendido antes que nadie, impaciente y exigiendo, con malos modos, tratando, incluso, mal al personal , hasta el punto que su altanería la pagó con uno de los camareros del local, al que incluso llegó a insultar, llamando, para más inri, incluso a la policía en su locura irracional. Indignante y vergonzosa la actitud miserable del "marqués" de turno, desde luego los allí presente no dábamos crédito pues el camarero era un joven que nos acababa de servir la comida con una educación que no se ve por el mundo. Admirable como el dueño manejó la situación, sin duda; eso hará que volvamos próximamente con más ganas aún. El trato humano siempre deja mejor sabor que la comida. Gracias y un abrazo a todo el equipo de la familia Gómez- De Sanz.

Buen sitio para tomar un buen vino y picotear buen genero,le falta publicidad

Es de esos sitios que enamoran. Un local que se disfruta en verano y en invierno. Tras una entrada con todo el sabor de una vieja tienda de ultramarinos, nos encontramos con varios espacios con personalidad propia: estanterías llenas de vinos y de libros, eclécticas mesas distribuidas anárquicamente y muchos rincones en los que pasar una tarde/noche entre conversaciones, vinos y tapas. Si viviera aquí, me haría parroquiano de esta iglesia.

Lugar con gran encanto. Todo es antiguo , muy acogedor.. Camareros muy educados y amables. La única pega la persona que prepara las bebidas( jefe parece ser). Lento como el caballo del malo. Creo que si para poner un vino tarda 20min por mucha gente que haya vamos mal. Cocina también muy lenta. Volveremos porque el producto es muy bueno pero ..... paciencia.

El lugar más bonito de la zona para comer y beber.