Hace cuestión de dos días vimos esta taberna y decidimos cenar allí. Un acierto total, tanto las tapas, como los platos estaban riquísimos y sus trabajadores muy amables. Volveré sin duda😊
Para empezar es un sitio en el que no te pueden cocinar nada porque no tienen plancha ni nada (de hecho, nos lo dijo la camarera, no es invención mía) y eso hace que todo lo que te pidas caliente sea calentado en el microondas, por lo que para mí pierde bastante calidad la comida.
No disponen de carta, te tienes que fijar en unas pizarras que tienen expuestas y en las que no pone el precio, por lo que en ese sentido vas un poco a ciegas.
Sí que es cierto que la presentación de los platos es muy buena y que el servicio fue genial.