El restaurante está situado junto al campo de golf y ofrece unas vistas preciosas del Valle Romano. Nos dieron una mesa alta en el exterior, que no era precisamente cómoda para una estancia larga, pero estaba perfecta para una comida de 90 minutos.
Nuestro plato principal consistió en pizzas, y estaban absolutamente increíbles; pocas veces he probado unas tan buenas. De entrada, pedimos un gazpacho, que también estaba delicioso. Por desgracia, no había carta de postres, ¡y solo ofrecían helado! Eso sí, el espresso final estaba bastante bueno.
En resumen, sin duda volveremos a comer pizzas.