26/05/2025: El lugar es genial, las camas son cómodas, los precios son muy altos. Hemos estado allí varias veces. En mayo de 2025, el personal fue muy amable y atento, excepto una chica rubia. Se comportó fatal; nunca debería atender a clientes. Derramó las bebidas sobre una pareja que estaba completamente empapada y se echó a reír. No se disculpó ni nada, incluso se equivocó de cama con las bebidas. La hemos visto dos veces allí y realmente no es una persona que deba trabajar allí. Era muy egocéntrica y su apariencia era horrible, simplemente me arruinó la experiencia. También había dos chicas de pelo oscuro que eran muy animadas y simpáticas. Me alegro de que nos atendieran en lugar de a esta rubia. Espero que no esté allí cuando volvamos; si no, le daría una reseña de 5 estrellas.
18/05/2025: Es difícil juzgar este lugar, ya que no estoy seguro de qué pretende ser.
Lo probamos dos veces en nuestras últimas vacaciones.
El servicio fue pésimo en nuestra primera visita, hasta que apareció un hombre (con barba, un poco mayor que el personal) y nos dio lo que parecía una reprimenda brutal.
Eso pareció funcionar y el servicio mejoró significativamente.
No da la sensación de que haya una recepción despejada que garantice el buen funcionamiento del lugar.
En la segunda visita, el servicio fue mucho mejor y la comida estaba buena; comimos hamburguesas y patatas fritas realmente buenas.
Le doy un 3 porque, como dije al principio, ¿qué pretende ser este lugar? Está en la playa de Fañabé, que no es una discoteca ni un sitio para bailar.
Las camas son fantásticas, el personal, una vez motivado, es genial, pero por favor, bajen la música; no poder hablar bien con mi pareja a partir de las 11:00 por culpa de la música a todo volumen no es propio de esta zona. En ambas ocasiones que lo visitamos, supongo que la ocupación era inferior al 30%. ¿No será ese el modelo de negocio de los propietarios?
Al menos, mantén la música baja hasta que cierre la cocina.
En ambas ocasiones, mantener la música a un volumen mucho más bajo fomentaría un ambiente más playero y atraería a más clientes.
En nuestra segunda visita, apareció un DJ y, para ser sinceros, arruinó la música y el ambiente; aunque quizás las dos personas que lo acompañaron e intentaron bailar un poco lo disfrutaron.