Sin duda, ha sido una de las peores atenciones que he recibido en años. Este restaurante entra directamente en mi top 3 de sitios a evitar, y lo digo con pena, porque por ubicación y carta, podría ser un lugar espectacular.
Solo se salvan del desastre una camarera morena (la única que sonreía) y el encargado, que fueron los únicos con profesionalidad. El resto del personal fue absolutamente deficiente.
Tenía reserva a las 14:30. Tardaron 20 minutos solo en traerme la carta, y cuando por fin lo hicieron, me exigieron pedir la bebida en ese momento, sin darme ninguna opción ni ver precios, nos decidimos por el tinto de verano que tardo unos 10 minutos. Para tomarme nota de la comida pasaron otros 10-15 minutos, y tuve que interceptar a alguien yo misma, porque nadie se acercaba. Cada camarero pasaba de largo como si no me vieran.
Al principio quise pedir arroz con bogavante, pero desistí cuando vi que el precio era 100 €/kg, sin poder decirme cuántos kilos pondrían ni cuánto iba a costar. ¿Cómo se supone que voy a saber cuánto estoy pidiendo? Ese tipo de precios sin claridad ni orientación me parecen absurdos y nada profesionales.
Pedimos finalmente un arroz meloso con marisco, que fue lo único destacable del día: estaba muy bueno. También pedí tortilla española, que resultó ser una especie de revuelto con patata, pequeño, insípido y nada que ver con una tortilla tradicional.
Cuando terminé de comer, comenzó otra odisea: nadie se acercaba para traer la cuenta, y tuve que levantarme hasta la barra para pedirla. Me ignoraron totalmente. Solo cuando el encargado pidió a la camarera que me atendiera sacó la nota… pero tardaron aún más en cobrarme, ¡estando allí de pie! Nadie podía coger el datáfono. El encargado tuvo que intervenir por segunda vez para que lo hicieran. Salí a las 16:50, después de más de media hora de espera solo para pagar. Si me hubiera levantado y marchado sin pagar, probablemente nadie se habría dado cuenta hasta mucho después.
Y para rematar, me cobraron 2 € por “servicio”. ¿Qué servicio? Tuve que levantarme dos veces: una para pedir pan sin gluten y otra ronda de bebidas, y otra para poder pagar. No hubo atención en mesa como para cobrarla ni el mínimo gesto de cortesía.
Estaba en la zona interior, donde reinaba el caos. En la terraza parecía que las cosas iban algo mejor, pero dentro evitaban cualquier contacto visual como si temieran tener que atender. Ni una sonrisa, ni cercanía, ni profesionalidad.
Es una pena. El restaurante está justo frente al mar, con un espacio amplio y potencial de sobra. Pero con este nivel de desorganización, dejadez y mala gestión del equipo, no volveré ni lo recomendaré a nadie.
Una comida de 2 platos se convirtió en una experiencia de casi 3 horas.
Aimara
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25 Julio 2025
10,0
Tripadvisor
