Uno entra en Íkaro con una promesa ya servida: la de un viaje entre La Rioja y Ecuador, entre la técnica y la tierra, entre el equilibrio y el riesgo. Un menú degustación que se anuncia como mestizaje, como memoria reinterpretada. Y sin embargo, al terminar la velada, lo que queda no es el vértigo de la sorpresa, sino la suavidad de una ejecución que no se permite resbalar.
Todo —y no es exageración— está bien hecho. Cada plato está trazado con disciplina quirúrgica: crocantes que ceden con precisión, salsas en su punto exacto, texturas que conversan entre sí sin alzar la voz. Pero esa misma compostura que impresiona, a veces también enfría. Como si Íkaro, en su afán de control, olvidara el estremecimiento.
La secuencia de bocados comenzó con delicados juegos de presentación. El crujiente de cangrejo estilo Guayaquil, por ejemplo, apareció como una miniatura teatral: bonito, sabroso, contenido. No ofendía, no emocionaba. Era como leer una carta bonita sin encontrar una frase para subrayar.
Algo similar ocurrió con los rollitos de calamar, vestidos de negro y presentados sobre piedras blancas. Su sabor era claro, salino, sin distracciones. Un bocado correcto en una escenografía que prometía más de lo que dio.
Pero de pronto, Íkaro se permitió hablar en voz más propia. El humilde plato de patatas con chorizo, transformado en triángulo crujiente y acompañado de una cuchara de caldo, fue un momento de inteligencia y respeto. Allí, el restaurante dejó de citar a la alta cocina para recuperar su infancia. Fue un guiño sincero. No sólo gustó: conmovió.
Y entonces llegaron las migas de pastor. Vestidas con una celosía comestible que parecía hecha con compás y paciencia, crujientes y ahumadas, con un fondo profundo que olía a fuego lento y a monte bajo. Fue ese plato el que verdaderamente conectó con algo más que la lengua: con la memoria. Con la tierra. Con la mesa de otro tiempo. Uno no viaja a una borda del Pirineo esperando geometría comestible… y sin embargo, allí estaba. Fue, sin duda, el instante más honesto del menú.
El resto del recorrido mantuvo el mismo pulso: ejecución precisa, platos bellos, sabores definidos. Pero escasos sobresaltos. Íkaro camina con paso firme, sí. Pero rara vez corre. Y correr, a veces, es necesario para alcanzar lo inolvidable.
Íkaro es un restaurante que domina el lenguaje de la alta cocina, pero que aún parece elegir cuidadosamente cada palabra antes de dejarse llevar por la poesía. Y eso, aunque admirable, a veces sabe a poco.
Antontxo Ego
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07 Agosto 2025
8,0
El restaurante fusiona dos culturas en un solo plato. Sabores ecuatoriales y españoles están presentes en cada plato. El restaurante no parece especialmente atractivo desde fuera, pero al entrar, revela un interior refinado.
Henk Kaptein
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02 Agosto 2025
10,0
Una experiencia maravillosa. Fui el sábado 26 de julio y ha sido la comida más increíble que he tenido, el servicio de lo mejor, todos muy amables y tuve el gusto de conocer a la Chef Carolina que hizo de esta experiencia aún mejor. Les deseo siempre lo mejor.
Raul Valdez
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28 Julio 2025
10,0
Deliciosa experiencia con todo lujo de detalles. 100% recomendable el menú ÍKARO
Chema Rubio
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23 Julio 2025
10,0
Cenar en Ikaro es mucho más que una simple comida: es un emocionante viaje a través del gusto, una historia de creatividad, técnica y pasión que se despliega plato tras plato. El menú degustación es una auténtica obra maestra, elaborado con equilibrio y audacia, donde cada plato sorprende por su originalidad, armonía de sabores y presentación impecable.
Desde el primer hasta el último plato, se percibe una profunda búsqueda de los mejores ingredientes y una extraordinaria atención al detalle. Cada plato es un descubrimiento: maridajes sorprendentes pero nunca forzados, técnicas refinadas al servicio del sabor y una narrativa culinaria que celebra tres regiones con una perspectiva contemporánea e internacional.
Lo que hizo la experiencia aún más inolvidable fue el maridaje de vinos: una selección cuidadosamente seleccionada, diseñada para realzar cada plato, ofreciendo una sinergia de sabores y aromas.
El servicio estuvo a la altura de la excelencia de la cocina: atento, discreto, extremadamente profesional y a la vez cálido. El personal siempre estuvo dispuesto a explicar cada plato con pasión y precisión, haciendo la experiencia aún más cautivadora.
Ikaro es, sin duda, una de las mejores expresiones de la alta cocina española moderna. Una visita obligada para los amantes de la alta cocina y una experiencia gastronómica inolvidable.
Duilio Balena
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21 Julio 2025
10,0
Ideal, reservé hace unos meses, he ido hoy invitando a mi novio de sorpresa. Personal amable, todo al detalle, riquísimo. Tomamos el menú IKARO. Perfecto
Ikaro me robó el corazón. Desde que llegué, el ambiente, el cariño del equipo y la forma en la que te tratan me hicieron sentir como en casa… como en Ecuador. Los chefs y el servicio son un amor, cercanos y atentos en cada detalle. Es difícil explicar lo bien que te hacen sentir, pero es algo que se queda contigo.
Y la comida… una maravilla. Cada plato tenía historia, sabor, emoción. Me encantó probar pequeños trocitos de La Rioja y Ecuador en cada bocado, con ese toque especial que solo ellos saben dar. Fue una mezcla de sorpresa, emoción y calidez.
Salí feliz, con una sonrisa gigante y el corazón lleno. Volvería sin pensarlo
Juan Esteban Jerves
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19 Julio 2025
10,0
Un local con cocina de fusión, vasca, riojana y ecuatoriana. Los platos tienen mucho sabor, se aprecia el trabajo, dedicación y mimo que han impregnado a cada plato. El servicio es muy amable y atento.
José Buján Rodríguez
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11 Julio 2025
10,0
Excelente. Había probado el menú corto (por cuestión de tiempo) y ya me pareció de los mejores, si no el mejor y más económico de las estrellas Michelin. Pero ayer alcanzamos el clímax con el menú Ikaro. Espectacular, perfectamente dimensionado, con un ritmo perfecto y una materia prima, trabajo y sabores totalmente indescriptibles. En serio, para probar. Precio muy adecuado y la atención también de 10. Para repetir.
Homo Gulosus
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22 Febrero 2025
10,0
Definitivamente de las mejores cocinas de La Rioja! aquí, el producto y la técnica brillan para para llevarte por un recorrido donde disfrutas, te pierdes en los matices y además, conoces de la tradición gastronómica más profunda del País Vasco, La Rioja y Ecuador.
Ikaro es mucho más que un restaurante: es una experiencia imperdible donde la creatividad y la memoria gastronómica se encuentran para sorprender.
China Palacios
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19 Febrero 2025
10,0