Restaurante El Flamenco Matalascañas en Almonte

Buen servicio y calidad de pescaditos...las croquetas de las abuelas buenísimas ....el camarero Ismael super atento

Comida espectacular , buen servicio y rápido, un saludo para el paisano Ismael

Muy buena atencion por parte de Ismael. Lugar magnifico para sentarte a tomar algo con vistas al mar. Gracias

Conocimos el restaurante buscando mi pareja y yo algún sitio para comer a las 18 de la tarde y andando por el paseo nos saludó ismael y nos invitó a sentarnos,nos sorprendimos por las horas y tenía la cocina abierta. De primero nos pedimos unas patatas bravas con su salsa casera que estaban riquísimas…pedí más salsa jjeje,y unos huevos rotos con jamón riquísimos que le dije que me hiciera él huevo bien hecho y venía espectacular con una salsa aparte de alioli riquísima también,nos gustó muchísimo el pan calentito que te ponen con los cubiertos,y no faltar los artamuces al principio para picar, las vistas espectaculares,todo estupendo una tarde fantástica y a qui nuestro amigo ismael es muy simpático dinámico muy atento, no nos faltó d nada con el ,por cierto está soltero ajajaj tampoco faltaron las risas siempre que venga a matañascaña lo visitaré , muchas gracias a todo el equipo que no puede faltar, comida riquísima repetiremos.gracias

Comida excelente hemos comido arroz bogavante que está buenísimo, chocos puntillitas revuelto de la casa estaba todo buenísimo

“Un lugar para disfrutar con todos los sentidos” ¡Qué experiencia más espectacular la que vivimos en El Flamenco! Este restaurante es, sin duda, una joya escondida en Matalascañas, con una ubicación privilegiada que te deja sin aliento. Desde que te sientas en su terraza frente al mar, te envuelve esa brisa marina que hace que hasta el arroz de bogavante sepa más fresco (si es que eso es posible). Además, tienes la icónica Torre de la Higuera a pocos pasos, un paisaje que parece sacado de una postal. La atención de los camareros fue simplemente insuperable. Amables, rápidos y siempre con una sonrisa que parece formar parte del menú. Nos recomendaron los mejores platos y, la verdad, ¡no pudieron acertar más! Empezamos con una mariscada que era digna de un festín real. Gambas fresquísimas, cigalas que prácticamente se deshacían en la boca, y un sabor que solo se encuentra cuando el producto es de primera calidad. De verdad, no sé si fue el aliño, el entorno, o simplemente que todo estaba cocinado con tanto mimo, pero fue una experiencia inolvidable. Luego, el plato estrella: el arroz de bogavante. Este plato merece su propio capítulo en la guía Michelin. El arroz tenía ese punto perfecto, meloso, con un sabor intenso a mar que te transportaba a un barco pesquero en pleno Atlántico. El bogavante, jugoso y perfectamente cocinado, era la guinda del pastel. ¿Sabes esa sensación de querer repetir aunque ya no te quepa nada más? Pues eso. El ambiente del restaurante también es algo que merece ser mencionado. El Flamenco tiene un encanto especial: es acogedor, auténtico y con ese toque andaluz que te hace sentir como en casa. Las vistas al atardecer son espectaculares, y no hay nada mejor que acompañarlas con una buena copa de vino blanco bien frío. Por último, quiero destacar que este restaurante no es solo un lugar para comer, sino una experiencia completa. Es el sitio perfecto para disfrutar en familia, con amigos o en pareja. Si estás en Matalascañas y no paras aquí, sinceramente, te estás perdiendo lo mejor de la costa. ¡Gracias, El Flamenco, por una experiencia inolvidable! Sin duda, repetiré.

Muy atentos, probamos las gambas cocidas y coquinas, todo muy bien.

Excelente comida. La carta es variada e incluye pescado fresco y carne. La calidad de los ingredientes y del plato final es muy buena, y los precios son asequibles. Además, se encuentra en primera línea de mar y el servicio también nos ha convencido. Seguro que volveremos.

Un lugar tranquilo, si vas a la hora adecuada puedes disfrutar de una merienda y una apuesta de sol.

La comida estaba bien. ¡Los baños son asquerosos! No hay jabón, no hay forma de secarse las manos, ¡apesta! Justo al lado de mi mesa, la camarera arrojó las sobras al suelo para el gato. ¡Esto es tan antihigiénico! Cobro excesivo por el servicio