Trato excelente y familiar. Lugar sencillo y acogedor. Comida bien elaborada . Precio correcto.
Esmeralda es amante de los caballos. Los rescata y cuida de ellos en la hípica situada cerca del pueblo.
Cenamos pizzas muy ricas la verdad, hechas al momento y en horno de leña.
Las vistas desde la terraza muy buenas, el ambiente familiar y acogedor.
Recomendable 100% repetiremos sin duda🙂