Quierete café en Granada

Todo estaba muy rico, el personal super amable y atento. Las tortitas de 10 😋 Seguro que vuelvo!

Me pareció un sitio agradable, aunque solo entré a tomar un cafe, pude echarle un ojo al menú y estaba lleno de cosas de esas q les gustan a la gente xq son sanas. Se nota q tiene q progresar la puesta en escena (decorados y demás cosas estéticas), pero tiene potencial.

Fuimos con la idea de pedir brunch pero nos dijeron que no tenían muchas cosas de la carta como la fruta de temporada. Al final pedimos 2 tostadas especiales una de queso de cabra y la otra de jamón con huevos rotos y unas tortitas de tarta de queso. Todo estaba muy rico y contundente. Lo que más nos gustó fue la tostada de queso de cabra. El servicio tardó un poco en atendernos pero la espera mereció la pena. Volveremos para probar más cosas de la carta.

Ubicado a un paso de Neptuno, Quiérete Cafe es un rincón encantador que invita a disfrutar de una experiencia culinaria única. Este local no solo destaca por su atmósfera acogedora, sino también por una propuesta gastronómica que no deja indiferente a nadie, especialmente a los amantes del buen desayuno. Para quienes prefieren los sabores salados, las tostadas son, sin duda, una recomendación imperdible. Elaboradas con ingredientes frescos y de calidad, se convierten en la opción perfecta para empezar el día con energía. Sin embargo, si eres de los que disfruta de un toque dulce, no puedes dejar pasar las tortitas de pistacho, que en mi opinión son la verdadera estrella del menú. Su textura esponjosa y su sabor delicado las convierten en un placer que, una vez probado, resulta difícil de olvidar. En resumen, Quiérete Café es un lugar donde cada detalle está pensado para deleitar. Ya sea que busques un desayuno tradicional o algo más innovador, aquí encontrarás propuestas que te harán volver. Sin duda, un imprescindible en la zona.

Muy buena energía, precioso el sitio, atención con mucho ánimo. Un lugar especial, nos encantó!

Luces y sombras. La visita fue para desayunar una mañana de verano. Dimos un paseo para ir específicamente al sitio. No tenían la terraza puesta por lo que tuvimos que quedarnos dentro. Un bochorno importante, pese a ser temprano (hacía bastante fresco en la calle). Tenían también una de las persianas grandes cerradas, por lo que también se estaba oscurete. El servicio nornalito, no se les veia con mucha gana pero fue mas o menos rapido. Las cartas un poco pegajosas (repeluqui). Respecto a la comida, ahí ninguna pega en calidad, ración y sabor. No tenían nada de tortitas ni crepes que era justamente lo que fuimos a probar, así que pedimos tostadas. Una salada de aguacate con huevo revuelto y otra de Nutella con plátano y naranja. La verdad, muy buenas y contundentes. Pero ojo. 20 eurazos un desayuno para 2 (2 medias tostadas) que por muy grandes que sean, es un precio desorbitado. Cuidan el detalle, los ingredientes, cantidades y demás pero lo veo muy excesivo. Quizás probaremos en otro momento tortitas y crepes pero habrá que ahorrar un poquito antes.

Tiene ambiente muy acogedor y los desayunos están bien servidos y de buena relación calidad-precio.

Excelente desayuno y brunch. Es un auténtico negocio familiar, pequeño y con un toque colorido único. El personal es muy atento y amable. Las "tostadas especiales" son geniales y las porciones son suficientes para compartir. Los baños son de fácil acceso, pero pueden ser pequeños para usuarios de sillas de ruedas.

Muy buen lugar para desayunar. Buenos productos, buen precio.

No puedo opinar por la comida ni el ambiente porque no llegué a entrar y no volveré. Estábamos alojados por la zona, y nos acercamos (un sábado) atraídos por la cercanía, horario y su valoración. Llegamos pasadas las 8h de la mañana. A pesar de poner en Internet el horario de 8:00-13:00 en la mañana (que uno asume pudiera estar errado), una pizarra en la puerta confirmaba lo mismo. Entiendo inoportunamos con nuestra presencia, ya que al intentar entrar, un tanto seco nos dijeron que abría a las 9, a lo que amablemente le comenté lo que leían tanto su pizarra como Internet. Poca explicación más allá que la cocinera viene a las 9. Imprevistos pasan, pero no por ello no se pueden decir las cosas con algo más de empatía o gracia. Y si es un error, mi sugerencia es actualizar los horarios para evitar falsas expectativas.