Soy celíaca y fui a comer con 3 amigos.
En cuanto me senté a la mesa me identificaron como tal, me explicaron las opciones que había sin gluten y me dijeron que tenían el máximo de los cuidados con la contaminación cruzada. En dueño me dijo que era celíaco también y que por ello estaba muy sensibilizado con el control de los alimentos.
Pedimos unas croquetas de jamón ibérico, chipirones fritos, picaña, ventresca, un postre por persona, una botella de vino y café para todos. Pagamos 30€ por cabeza. Todo estaba muy rico y todo sin gluten.
Nos comentaron que también tienen cocido, avisando con antelación, asi qua habrá que ir a probarlo!
Me hicieron sentir muy tranquila y segura! Desde luego que repetiré!