Mesón La Patagonia en Mérida

Pedimos las berenjenas y el solomillo y nos sobró comida, porciones generosas, la comida de calidad, y el servicio excelente!

Desayunar contundente por muy bien precio. No se puede pedir más. La media tostada es una baguette partida a la mitad con lo que llena bastante. Añado fotos de tostada de jamón con tomate y parisina. El café con hielo es el mismo pero cambia la perspectiva, así puede apreciarse el tamaño de las tostadas.

Cocina un 10, limpieza baños un 10, limpieza local un 10, Manolo un camarero de terraza le doy un 100, recomiendo 100%

El Mesón Patagonia, en Mérida, se ha consolidado como una de las propuestas más frescas y atractivas de la ciudad gracias a una combinación equilibrada de servicio, calidad gastronómica y ambiente. Desde el primer momento destaca la atención profesional y cercana de todo el equipo, con un trato exquisito. La carta sorprende por su amplitud y variedad, con una base sólida de cocina tradicional a la que se añaden acertados toques de gastronomía peruana, que aportan frescura y originalidad sin perder el carácter local. La terraza exterior es otro de sus grandes atractivos: amplia, agradable y perfectamente cuidada, invita tanto a comidas relajadas como a cenas animadas en buena compañía. Los precios resultan muy interesantes en relación con la calidad de los platos y el nivel del servicio, lo que convierte al Mesón Patagonia en una opción muy recomendable para clientes habituales y visitantes. Mención especial merecen Natalia, la cocinera, cuyo talento y creatividad se perciben en cada elaboración, y Sergio, el gerente, cuya profesionalidad y dedicación al detalle garantizan que todo funcione con excelencia. En conjunto, un lugar imprescindible en Mérida para disfrutar de buena cocina y hospitalidad auténtica.

El servicio fue excelente. Nos atendió el Sr. Manoel. Nos explicó los platos y sus composiciones, y nos dio sus recomendaciones. Como llegamos sobre las 20:00 y la cocina no abría hasta las 20:30, nos reservó para volver más tarde. Los platos están muy bien servidos, bien preparados y deliciosos. Se puede compartir la comida.

Buscábamos una terraza cómoda, dónde comer tranquilos, y además de eso, obtuvimos un trato muy bueno por parte del personal, y una comida de una calidad, excelente. Probamos las alcachofas y el solomillo. Apuntado cómo recomendación.

Hemos encontrado este lugar por casualidad. Hemos comido súper bien y el precio responde a la calidad y cantidad del producto. Los platos son muy generosos, tanto, que hemos pedido tres y no eramos capaces de comerlos. Buenísimo el solomillo ibérico a la brasa, el pulpo frito y el salteado de verduras con quinoa. El personal muy atento y amable. Si tuviera que poner una pega, es que nos deberían haber avisado que con dos platos podíamos estar bien y, si eso, ya pediríamos más cosas después porque es el lugar donde más grande he visto los platos. Pero salvo esto, volvería sin pensarlo dos veces.

Desayunamos allí tras una larga espera en otro bar de la zona del que nos fuimos hartos de esperar. En contraste aquí nos atendieron inmediatamente y con rapidez. Las tostadas abundantes y correctas, aunque la de jamón tenía más bien recortes de jamón algo duros quizás porque debían no quedarles demasiado. No obstante repetiría la experiencia del desayuno sin duda.

Nos gusto mucho el pulpo frito. Lo pedimos junto a solomillo y sin duda fue el plato estrella. El dueño muy atento. Sin duda repetiría

Sin lugar a dudas repetiría. El pulpo frito nos encantó, lo pedimos juntos a un solomillo ibérico . El dueño muy atento a la mesa.