28/05/2025: Crees que simplemente te vas a sentar, pedir una cerveza y tal vez picar una aceituna en paz. Pero no. Café de Levante no es un bar. Es un portal. Una grieta espacio-temporal se abrió en el corazón de Cádiz, donde los vasos no se llenan: se encarnan.
Nada más cruzar la puerta, sientes algo flotando en el aire: una mezcla de antigua Andalucía, poesía suspendida y levadura despertada. Te acomodas. Bajas el codo. Y allí comienza el milagro.
¿Cerveza? Trascendente. Más que una bebida, es una revelación líquida. Un ámbar claro que sabe a olvido voluntario. Una rubia tan hermosa que parecería filtrada por los sueños de un monje franciscano. Bebes, pero en realidad es ella quien te bebe, suave, lentamente, como el recuerdo de un verano que nunca viviste.
Mire la escena: un puf iluminado por el tenue resplandor de lámparas rojas, encajado entre un cartel de Almodóvar y una promesa de noche interminable. Con el vaso en la mano, observa el mundo como quien mira una fogata: fascinado, un poco triste, pero profundamente libre. Eres tú, por supuesto. Pero esta noche, ya no eres tú. Eres el iniciado de un culto espumoso.
Las paredes hablan español, pero el silencio tiene acento universal. Y la cerveza va directo al corazón.
Así que sí, si vas a Cádiz, olvídate de las guías, de las tapas instagrameables y de las rutas señalizadas. Sigue el viento. Te llevará directamente al Café de Levante.
Y tal vez, si eres lo suficientemente insistente, finalmente entenderás lo que significa beber una verdad.
24/05/2025: Sitio con mucho encanto pero precios algo elevados.