Ojalá hubiera encontrado este lugar antes.
Es un negocio dirigido por padre e hijo.
Todo cocinado al carbón.
Las porciones son abundantes.
Es sencillo pero delicioso.
Si te gusta un buen filete,
tienes que probar el Ribeye.
Está cocinado a la perfección.
El filete infantil y las patatas fritas rústicas (con piel) son una gran opción.
Mi hija pidió patatas hervidas y brócoli como acompañamiento dos noches seguidas.
El precio es razonable.
No me importa pagar cuando me dan una buena comida.
Recomiendo este lugar encarecidamente.
Evita los restaurantes malos cerca de la plaza.