Un buen desayuno es una experiencia sensorial. Empieza con el aroma de un café con leche equilibrado en taza mediana y Compañado de un pan bien tostado y sobre él, un generoso chorrito de aceite de oliva virgen extra y un tomate maduro y buen jamón, pues un pitufo integral a la catalana bastante rico, una combinación sencilla pero deliciosa y sencillamente bien ejecutado. Es la suma de estos pequeños detalles, el sabor y la tranquilidad del momento, de su terraza posterior, lo que convierte un desayuno que es un verdadero placer. Destacable el buen despacho en la atención y el servicio.