Grandcafe De Brabander en Torremolinos

Comida rápida, amable, sencilla y buena.

Buen bar y buena comida en la playa.

Lamentablemente, el lugar tiene poco personal. El joven está completamente desbordado. Hay dos personas detrás de la barra. Si fueran los dueños, sería genial tener ayuda en hora punta. No disfrutamos de la comida. La mesa de al lado ya había devuelto el filete... Antes estaba mejor que ahora. Nos encantaría volver pronto.

Genial... Agradable. Comida excelente... Barato... Solo muy bueno...

Espectacular lugar para comer. El servicio ha sido estupendo. Muy amables. La comida muy sabrosa. Sin duda muy recomendables. Gracias

Pasé después de un duro día de sol. Conocí a Nigel, un tipo muy majo. Pedimos unas cervezas y reservamos mesa para cenar. No nos decepcionó. Pollo Satay para mí, riquísimo; costillas a la barbacoa para Dianne, increíbles. Personal estupendo, limpieza impecable, amabilidad excepcional. ¡Bravo! 👏

No nos dieron la carta, pero enseguida nos tomaron nota de las bebidas (al parecer para que nos quedáramos). En lugar de agua con gas, nos trajeron agua normal y se olvidaron del cóctel. No hay marisco en la carta, solo comida holandesa. Es difícil arruinar la boloñesa, pero supongo que los italianos no comerían espaguetis demasiado cocidos. El baño está limpio, el servicio es regular. Solo la hermosa vista me salvó de las 2 estrellas.

El fantástico lugar de Frans. Comida buena y asequible, buen ambiente. Música genial por la noche y el DJ Frans de Brabander es el mejor.

Genial. Bebidas frías. 🤎 y vasos muy limpios 👍 importante para mí.

Zero Zero: donde el desayuno sí existe, el Wi-Fi fluye y nadie te mira mal por abrir el portátil. Después de huir educadamente del “prohibido abrir el portátil aunque el local esté vacío” en Blooming, llegamos a Zero Zero sin muchas expectativas… y nos llevamos una grata sorpresa con vistas al mar. Desde fuera ya apuntaba maneras: diseño minimalista, lámparas de revista, ambiente cuidado y ese aire british cool que te dice que aquí los desayunos vienen con huevos y con clase. Dentro, todo fluía: personal inglés encantador, algo despistados con el español pero con voluntad de oro. Nos ofrecieron una mesa con enchufe, sin interrogatorio ni cartelitos absurdos. Solo una sonrisa y un “of course”. Pedimos un desayuno inglés completo (porque si estás rodeado de ingleses, te entregas a la experiencia) y fue delicioso: huevos al punto, bacon crujiente, tostadas perfectas y un café irlandés que casi nos hizo cantar “Danny Boy” al primer sorbo. Y todo esto, con la playa de La Carihuela delante, el portátil encendido, y el cerebro funcionando, sin que nadie viniera a apagar ni nuestro entusiasmo ni nuestra conexión. ¿Lo recomiendo? Sin duda. Por la comida, el ambiente, el trato y sobre todo por tener claro que un desayuno no debería venir con normas del siglo pasado. Zero drama, Zero prohibiciones, Zero fallos. Muy bien.