Este lugar anteriormente tenía una gerencia desastrosa, pero el cambio le ha sentado genial. No te dejes llevar por reseñas viejas. Comimos genial, y el trato cercano nos ayudó a poder solucionar cambios de opinión a última hora de manera súper profesional. Nos da pena que por ejemplo, en el desayuno, la gente se deje guiar por las reseñas anteriores, cuando ahora sirven cosas muy distintas a las de los anteriores gerentes que solo daban comida procesada. Las personas que lo llevan ahora tienen muchísima autoexigencia a pesar de estar empezando, y están arrancando con pasión y ganas, lo que se refleja en sus platos. Recomiendo las croquetas de jamón, el entrecot y la sorpresa de chocolate. Pero lo mejor, es sin duda, la calidad de la cocina y el trato recibido. Repetiría.