26/01/2025: Teníamos ganas de ir a este sitio hacia tiempo.
El restaurante es bonito, casi más agradable la parte delantera que el comedor.
El personal, es correcto. Alguna sonrisa en el rostro no estaría de más.
La carta no es muy extensa, ya que trabajan con productos de mercado y temporada.
Éramos dos personas y pedimos:
Pan con dos untables: 10€.
Setas con yema y trufa blanca: 35€. Me pareció excesivo el precio.
Rodaballo al horno con 5 papitas negras: 73€..Estaba muy rico y el pescado es caro.
2 copas de vino::12 €
Y una botella pequeña de agua; 2,20€.
Cuando llegamos y vimos la carta, los precios eran "normales" o acorde al tipo de sitio que solemos visitar, pero lo que pedimos era fuera de carta.
Los fuera de carta te los dice la camarera y si quieres saber el precio lo tienes que preguntar ( algo que se ve algo feo,).
Estaría bien que los tuviera en papel con el precio o en alguna pizarra.
No es sitio que no recomendaríamos, pero no es de nuestros favoritos.
12/01/2025: Siguiendo la recomendación de Zeben, tuvimos el privilegio de descubrir el Restaurante Sorimba, donde el Chef Jeray despliega su talento y pasión en cada plato, conquistando no solo el paladar, sino también el corazón y estómago a partes iguales de quienes tienen la fortuna de sentarse en una de sus mesas.
La experiencia comenzó con un plato de cuchara que nos dejó sin palabras: unas judías con oreja, perfectamente coronadas con piparras que aportaban un contraste vibrante y equilibrado. Continuamos con el que, para mí, fue el punto más alto de la velada: unos puerros confitados acompañados de tejas o escamas de trufa natural y pistacho. Este plato fue una auténtica obra maestra, descaradamente sublime y delicado, que elevó la cena a otro nivel.
Las carrilleras, cocinadas a la perfección, se deshacían en boca... El rejo de pulpo a la brasa, con su punto justo de ahumado, consolidó la excelencia del menú, y para cerrar con broche de oro, una tarta de queso que nos dejó anhelando cada bocado.
Antes de finalizar quiero destacar al equipo que acompaña al Chef Jeray, cuya atención y profesionalismo hicieron de esta experiencia algo inolvidable. Desde el primer momento, nos hicieron sentir como en casa, cuidando cada detalle para que la velada fuera perfecta.
Cenamos tan bien que no hay duda: volveremos. Sorimba es mucho más que un restaurante, es un viaje gastronómico lleno de sorpresas y emociones que merece ser repetido.