Cebrián Hamburguesería | Actur en Zaragoza

El Cebrián, situado en el barrio del Actur, es una opción muy recomendable tanto para quienes viven en la zona como para quienes pasan por allí buscando una comida abundante y sabrosa. Aunque el precio puede resultar algo elevado para ser Zaragoza, la calidad y la cantidad lo compensan: las patatas son caseras y las raciones realmente generosas. En nuestro caso pedimos dos bocadillos y no solo nos costó terminarlos, sino que quedamos tan llenas que no pudimos comer nada más en todo el día. Sin duda, aquí el hambre queda más que resuelta. El local es bonito y estaba lleno, una señal clara de que sigue conquistando a quienes lo visitan. Otro punto positivo es que cuentan con opciones veganas y una carta muy amplia, lo que facilita que todo el mundo encuentre algo a su gusto.

Me encanta la hamburguesería, la calidad precio está muy bien.

Repetimos cada año la cena montañera de Navidad. Más de 40 personas. 5 de 5, todo perfecto, felicitaciones a todo el equipo Cebrián.

Como siempre todo un éxito nuestra cena de amigos en el Cebrián. Un acierto que repetimos todos los años 💪🏻

Siempre hemos disfrutado mucho de Hamburguesería Cebrián. Su comida es excelente y solíamos recomendarla por la gran combinación que ofrecían: hamburguesas deliciosas acompañadas de una buena cerveza Ámbar. Lamentablemente, esa experiencia ya no es la misma. Han cambiado de marca de cerveza y la nueva opción carece totalmente de sabor, lo que resta mucho al conjunto. Una verdadera lástima, porque era uno de los pocos sitios donde se podía disfrutar de buena comida y buena cerveza a la vez. Ya no nos volverán a ver por allí.

Nos encanta ir al Cebrian, los bocadillos están buenísimos, de los mejores de Zaragoza (especialmente el satay), las hamburguesas y también el menú de niños, con helado con que (les encanta ir a elegir los toppings). Los camareros son encantadores y muy eficaces. El sitio es estupendo tanto dentro, que es muy bonito, como en la terraza, da un solito que incluso en invierno, donde los chicos pueden jugar. Un sitio más que recomendable...

Todos los camareros geniales, la chica de la reserva perfecto, y mención especial a nuestro camarero Hector, una máquina. Volveremos seguro

El servicio deja mucho que desear. La comida está buena, pero cuando no te atienden con ganas, como si molestases, la sensación que deja es de ha sido peor de lo que ha sido. Nada más llegar, no recibimos ni un hola, cuantos sois… nada. Nos dijeron “ahora os siento” y se dirigió a una mesa de 4. Nos faltaba uno, al decírselo, parecían hasta molestos. Bueno. Nos sentamos, nos vienen a pedir las bebidas y les decimos que esperamos al que falta, que viene en 5 minutos. La respuesta fue: pues en 5 MINUTOS vuelvo. Bueno. Nos traen un entrando, los nachos, muy ricos, pero caros para la cantidad. Después las hamburguesas, pero nos faltaba el otro entrante, que salió después. Detalle que personalmente no nos gustó. En las hamburguesas nos dice que trae 3 american, pero habíamos pedido 2 y 1 tres quesos. Al decírselo a otra camarera nos suelta (sin acercarse, sin pedir perdón, nada): eso no son 3 american, esa (señala con el dedo a la distancia) es 3 quesos, se da la vuelta y se va. En fin, desagradables en el trato, se les notaba sin ganas de atender. El local tiene más potencial pero lo están estropeando.

Muy Buenas las hamburguesas 😋 te quedas satisfecho en mi caso solo pido para llevar.

Tenía buen recuerdo de la anterior vez que estuvimos hace años. Sin embargo esta vez me ha dejado bastante peor impresión. Nos han tomado nota bastante rápido, la comida ha tardado un poco más aunque tampoco excesivamente y han traído el entrante antes para hacer más llevadera la espera. Las hamburguesas estaban bastante buenas pero el pan arruina bastante la experiencia ya que se deshace muchísimo en contacto con el tomate. Los palillos para mantenerla unida tampoco ayudan mucho ya que si no los quitas te los acabas clavando ya que los meten hasta el fondo. Lo peor, sin embargo, la temperatura. El aire acondicionado estaba fuertísimo y hacía que tuvieras ganas de acabar e irte. Al salir a la calle (22 grados y típico cierzo zaragozano) no se ha notado diferencia con el interior del restaurante.