Todo fenomenal, tengo que decir un detalle, la botella de vino blanco que pedimos es, en el único lugar de los que he pedido vino blanco que esta la botella bien fría, luego te ponen cubitera pero de entra está bien frío.
Felicidades por este simple detalle.
Sin ninguna duda repetiré. Y recomendable 100%
Manuel Longas
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04 Noviembre 2024
10,0
11 días asomándose Julio, no cantando, comiendo. Juan Carlos e Iván con profesionalidad y humanidad, hacen de su lugar, un encuentro para con la oficina del estómago, pues la única manera de gozar con los pantalones puestos es comiendo, para el resto, hay que quitárselos. No me olvido de Jesús y Javier, personal que atiende junto a los dueños anteriormente citados, en la variedad de su carta, ofreciendo una eterna sonrisa con buen humor pese a tener que llegar a una completa sala y salón sirviendo en en las distintas islas que componen sus mesas, un bioma de ideas culinarias con la sazón especial que tienen las manos de quienes están en la cocina. Procuran que sus productos cumplan con su requisito especial, no quemando nada, a no ser que sea por diseño para hacerlo delicioso. Durante el tiempo que se esté, no comiendo, sino saboreando, se ingerirán grasas, sal, azúcar, proteínas, bacterias, hongos, varias plantas y animales, y en alguna ocasión hasta ecosistemas enteros, pero suplico una cosa, quienes vaya a Bula, no coman, degusten, saboreen, deléitense, aprecien cada bocado que introduzcan en su boca. Sean conscientes, pero no coman. Su menú es demasiado preciado para eso. Miren su entorno en la felicidad placentera de cada isla compuesta por las distintas mesas y su comedor. Y dicho esto: La Comida. Gambas, Pulpo y Chuletón de vaca vieja, pues lo que tengo claro, es que los habitantes del mar como millones de vacas comiendo hierba, no pueden equivocarse, así que con la exquisita sazón especial de quienes manipulan la materia prima, cualquier producto que se desee degustar y saborear, la oficina de su estómago quedará más que complacido. Lo que ocurre en la sala es insignificante comparado con lo que ocurre fuera con todo el calor del verano, y aunque te haga calor, vete igual por el sol, que la sombra está bien para los blandos de piel que les pique el sudor, dentro no importa la temperatura de fuera, en la naturaleza, en su suelo, en el agua y en el aire. Todos estamos provisionalmente vivos y somos un nano segundo efímero. La naturaleza es eterna y la dulzura de sus postres, sempiterna eternidad. La manos de la cocina, están convencidas de que la belleza de sus creaciones reside en su ecosistema. Usted comerá menos de lo que desea y más de lo que esperaba, No se llenará, eso es imposible, pues diseñan con sumo gusto y cuidado para evitar eso. El menú y la carta de Bula solo tiene sentido si se come. Su personal en nombre de Juan Carlos e Iván junto a su personal nombrado como su personal de cocina, son expresión y presión para que cada comensal salga de la isla soñando con volver, por el arte, por la cultura, por el talento que es el reflejo perfecto del restaurante Bula.
Guillermo986
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11 Julio 2024
10,0