Salimos de paseo por pueblo y comenzamos con una previa en este rinconcito con tanto encanto que mi amiga suele frecuentar.
Ubicado en un pequeño callejón junto a la plaza. Pequeño en su interior, pero con solera y fuera cuenta con una pequeña y agradable terraza. Su dueño un encanto y muy servicial.
Nos tomamos un par de botellines, un vino, una tapa de queso y otra de caña lomo, ambas tapas brutales.
Lo comentado ascendió a 8€, relación calidad precio correcta.
Lugar de parada imprescindible si pasas por Montejaque.