¡Comida buenísima! Este es un restaurante familiar donde el chef (padre) y el camarero (hijo) nos controlaban constantemente y se aseguraban de que disfrutáramos de la comida. No nos gustó un plato porque no era algo a lo que estuviéramos acostumbrados y lo quitaron de la cuenta sin que se lo pidiéramos. Fueron súper amables y la comida estuvo fantástica; se nota que el chef se preocupa por la comida que prepara. ¡Sin duda recomiendo este sitio!