Recomiendo la cocina tradicional cocinada al carbón. Creo que es imprescindible para quienes quieren cocinar de forma saludable. La acogida es agradable, hay mucho espacio, la carta es variada y se puede encontrar sopa harira, brochetas, tajines acompañados de té marroquí. Además los precios son mucho más asequibles que en el centro de la ciudad, ¡definitivamente vale la pena, de verdad!