Excelente bar. Rápidos y atentos en el servicio. La cerveza la sirven muuuy fresquita. Estupendas las buenas tapas que te ofrecen nada más pedir la consumición. La morcilla, de chuparse los dedos. El pero, es bastante pequeño y a determinadas horas está totalmente lleno y no hay dónde apoyar una cerveza si consigues pedirla.
Un rincón de autenticidad y calidez, donde cada tapa sabe a tradición y cada sonrisa es sincera. La esencia del pueblo en cada barril, en cada copa y en cada conversación. Una taberna de las que ya no quedan. Ramon eres un crack!!.