Bar Cafetería Papín, HNOS. Sosa Nuez en Las Palmas de Gran Canaria

Desde que comí su tortilla, volví todas las mañanas. La comida está riquísima y la sirven rápido. El servicio es amable y atento.

Un lugar súper rústico y auténtico, sin lujos, pero con un ambiente encantador. Comida excelente, personal amable, y el dueño nos ofreció un trago, que, por supuesto, ¡brindamos a su salud!

Platos combinados y tapas baratas. Tertulias de barrio. La mejor carne de cabra de Canarias

Papin es una joya en Guanarteme. Comida deliciosa, con producto de calidad y una atención que refleja lo mejor de nuestra forma canaria de recibir: cercana, auténtica y con cariño. Se nota el mimo en cada plato y en cada detalle. Un lugar donde se come bien y uno se siente como en casa. 🌿✨

Un espectáculo de comida y sobre todo el personal que trabaja ahí,super atentos educados etc...

Magnífico el bocadillo de calamares!! Cada vez más complicado encontrar un sitio auténtico como éste

Posiblemente el mejor bocadillo de calamares de Gran Canaria. Mi esposa llevaba tiempo con antojo de bocadillo de calamares y tras ver reseñas de varios bares me decidí por el Bar Papin (comidas caseras) en Guanarteme a 15 minutos en coche de mi domicilio. El bocadillo rebosante de calamares a la romana supertiernos en un pan calentito. Conclusión ¡¡¡Para repetir!!!!

Todo estuvo maravilloso, ¡justo como nos gusta! Bueno, sabroso, asequible... ¡Gente amable, buen servicio! Sin duda volveremos... Nos vemos pronto, Guido y Moni de Alemania 🤗👍🙌

¡La comida estaba deliciosa, preparada al momento! ¡Y el servicio fue excelente y el personal muy amable!

El mejor trato de La Rioja y unos pasteles perfectos. Siempre tomo mi café aquí antes de ir a trabajar; es mi ritual para coger fuerzas y enfrentar el mundo. Es imposible pasar por aquí y no caer, casi a diario, en la tentación del brownie, el Paris-Brest o la tarta de queso. Es el único lugar donde los amantes de un buen espresso salimos con el alma contenta. Y, aunque todo es exquisito, lo que me dejó huella para siempre fue su roscón de Reyes Paris-Brest, relleno de suave crema muselina y praliné de avellana… un bocado capaz de detener el tiempo.