Atiborre en Logroño

⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️ Una experiencia que va mucho más allá de lo gastronómico. Desde el momento en que cruzamos la puerta, supimos que este no era un restaurante cualquiera. Lo que encontramos fue una verdadera joya, no solo por su comida y ambiente, sino por las personas que lo hacen posible. Helen y su esposo Mayler, los dueños, nos recibieron con una calidez que solo se encuentra en casa. Su atención fue impecable, cercana, auténtica. No nos sentimos como clientes, sino como viejos amigos reencontrándose. La comida, simplemente espectacular. Cada plato que salió de la cocina de Jonathan, el hermano de Helen, fue una obra de arte en sabor y presentación. Ingredientes frescos, preparaciones cuidadas, y una combinación de sabores que demostraban pasión y conocimiento. Las bebidas estuvieron a la altura: creativas, bien balanceadas y perfectamente recomendadas para acompañar cada plato. Pero lo más bonito de todo fue el ambiente humano que se generó. Conocimos a amigos del lugar, con quienes compartimos no solo en el restaurante, sino también fuera de él. Se creó una conexión que trascendió lo gastronómico. Fue una noche que se convirtió en recuerdo, en amistad, en algo para atesorar. Este restaurante no es solo un sitio para comer bien, es un lugar donde uno se siente parte de algo especial. Donde los dueños y su equipo no solo sirven platos deliciosos, sino cariño, dedicación y comunidad. Volveremos, sin duda. Porque más que una cena, fue una experiencia de vida. Gracias Helen, Mayler, Jonathan… y a todos los que compartieron con nosotros. Gracias, gracias le damos estos nuevos amigos de PR.

Pinchos hechos al momento riquísimos y menú del día a buen precio. La carne buenísima y raciones abundantes.Buena atención. Volveremos